Aterriza en los cines Oz, un mundo de fantasía. Una la precuela de la mítica cinta de Victor Fleming que protagonizan James Franco y las brujas Mila Kunis, Michelle Williams y Rachel Weisz. Un entretenimiento visualmente muy poderoso y deslumbrante.
Tomando como punto de partida la obra de L. Frank Baum, la cinta dirigida por Sam Raimi relata los orígenes del mago que llegó a reinar en la mítica tierra de Oz. El protagonista de esta precuela es Oscar Diggs, un prestidigitador de medio pelo mujeriego, embaucador y con delirios de grandeza.
El pendenciero Oscar trabaja en un cochambroso circo ambulante en el que sus espectáculos suelen acabar como La Tomatina de Buñol. Un buen día, su generoso historial de engaños y farsas le pasa factura y se verá obligado a huir precipitadamente para escapar de la iracunda venganza del forzudo del circo. Un globo es el único medio a su alcance. Sube apresurado, suelta amarras y entonces... el huracán. ¿Les suena verdad?
Será entonces cuando Oscar comience la gran aventura que le llevará desde a árida -y bicolor- Kansas al deslumbrante y multicromático País de Oz. Allí encontrará un pueblo que espera a su salvador, tres bellas brujas (Kunis, Williams y Weisz) y un enorme tesoro. Todo está por conquistar y el mago carece de poder, sí... pero no de ingenio.
OZ EN LA ERA PREDOROTHY
En este regreso a Oz el Raimi más amable y empalagoso que se recuerda -con permiso de la prescindible Entre el amor y el juego- apuesta por un continente deslumbrante y desmesurado al abrigo que el reporta tener a su disposición un contenido de fama universal.
Ante todo y sobre todo Oz, un mundo de fantasía, es un auténtico festín para nuestros ojos y un digno entretenimiento para toda la familia. Sus imaginativos escenarios y personajes, su muy bien aprovechado 3D y su derroche visual recuerda mucho a lo que ya vimos en la Alicia de Tim Burton.
La jugada de Disney es en esencia la misma, aunque más luminosa y amplificada. El regreso tridimensional al universo de cuento vuelve a estar aderezado con la música de Danny Elfman y también cuenta con un elenco plagado de caras guapas y conocidas que se mueven en el cómodo terreno de la corrección. En las tierras de ensueño y magia de Oz incluso el constante estado de risueña alucinación de James Franco puede estar justificado.
Cierto es que el viaje hasta la era 'preDorothy' hubiera quedado mucho más redondo si toda la exuberancia técnica de la que hace gala la cinta Raimi hubiera estado acompañada de un guión más sólido y sin tantos altibajos que, además, hubiera aligerado sus algo excesivas dos horas de metraje.
Pero a Disney parece que le ha sabido a poco y, sin esperar a comprobar si reedita el éxito milmillonario de la Alicia tridimensional, ya trabaja en el guión de la secuela. No hay la magia del clásico de 1939, pero sí un producto vistoso y enérgico que agradará a grandes y pequeños. Y eso no es poco. ¡Que sigan los fuegos de artificio!