Y digo capítulo III porque ya ocurrió cuando se aproximaban las elecciones locales (capítulo I), volvió a ocurrir para los comicios nacionales (capítulo II) y ahora vuelve a ocurrir de cara a la convocatoria de las elecciones del cambio en Andalucía. Y se aproxima con más virulencia que en los otros casos porque son más los vicios creados en nuestra tierra durante treinta años, mucho trato de favor para determinados colectivos afines a dirigentes del PSOE que hemos tenido que pagar todo el resto de andaluces. Porque toda Andalucía sabe a lo que se han dedicado algunos dirigentes del PSOE a los que la palabra socialista les queda muy grande. Son muchísimos los andaluces que, a pesar de considerarse socialistas, apuestan por el gobierno del cambio en Andalucía. Por el bien de todos.
Y los más mezquino es que esta gente intenta medrar en las personas más humildes y necesitadas utilizándolas para alcanzar sus fines. Recuerdo cuando a mi abuelo, en el pueblo, le intentaban engañar diciéndole que si votaba al Partido Popular le iban a quitar la pensión, cuando los mismos que lo decían dejaron en bancarrota la seguridad social, como ahora han dejado a España en bancarrota, como han dejado Jerez en bancarrota y como se prevé que van a dejar a la Junta de Andalucía en bancarrota. Los andaluces, sin fisuras, vamos a decirles que ya está bien.
Ahora el lobo lo quieren disfrazar en la reforma laboral, metiendo miedo a los trabajadores cuando a los que ya están contratados no les afecta en su histórico laboral y lo único que se pretende es quitar el miedo económico a la contratación y que se eliminen los fraudes en la prestación por desempleo. A buenas horas van a venir las dirigentes del PSOE a hablar de empleo cuando todo el mundo sabe que es el partido del paro.
Señoras y señores no intenten engañar de nuevo porque ya esa historia no cuela. El lobo lleva treinta año encastrado en nuestra sociedad, con una piel de cordero intentando simular su implicación y sensibilidad con los trabajadores pero viviendo de forma totalmente contraria a lo que predican. Afortunadamente los andaluces ya nos hemos dado cuenta y en este caso caperucita, representando a todo el pueblo andaluz y sus ganas de cambio, se va a comer al lobo.