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Lunes 20/05/2024  

Luis Marquijano (In Memoriam)

El pasado lunes 27 de enero, se me rompió el alma, cuando nada más ver la luz, leí a las claras del alba en diferentes medios de comunicación digitales de la comarca la luctuosa noticia del fallecimiento del bueno de Luis Marquijano. Calando dicha triste noticia en lo más profundo de tantísimas personas que le conocíamos, apreciábamos y admirábamos, ya que era un hombre con una sencillez y grandeza inmensa.

Y mucho más que un todo sobre él, se presentó ante mí en esa mañana de invierno. Habiendo entrado Luis desde su humanidad, generosidad, bondad y bien en la gloria de los altares, donde sólo tienen cabida los justos, dignos y honestos.

Estimado lector, pienso, que no hay nada más noble y escaso que un verdadero amigo. Al que se le profesa un afecto desinteresado que se fortalece con el trato. Y la amistad y el respeto que le tenía y me tenía Luis Marquijano, me la demostraba cada vez que coincidíamos en un acto cultural o en el Casino de Algeciras, con esa paz que trasmitía en todo aquello que me decía. Siendo tanta mi admiración hacia él, que me era totalmente imposible tutearlo, a pesar de que me insistía constantemente, que no le hablara de usted.

Soy, por tanto, un gran afortunado, porque tengo un ramillete de buenos amigos de estos entre los que se encontraba y encuentra Luis Marquijano. Los que acuden a mí sin ser llamados en momentos puntuales, siendo mis verdaderos ángeles de la guarda, en los que confío plenamente.

En los simbólicos Premios Miel y Vinagre que concedo anualmente, en el año 2009 en la segunda edición, le fue concedido a Luis por unanimidad el Premio Miel, por la excelente labor humanitaria realizada hacia los toxicómanos durante veinticinco años y hacia los más necesitados en el Club de Leones de Algeciras durante doce años.

Él fue grano que hace granero y semilla necesaria en este mundo tan inhumano, hipócrita y falso carente de dignidad, moral y ética. Y su ejemplo, sacrificio, abnegación y lucha callada no ha sido en vano, porque somos muchos los que lloramos su marcha silenciosa de esta vida por la puerta grande. Porque si hay personas buenas, él lo fue como el que más.

Habiendo sido una verdadera pena no haberlo podido sacar a hombros por sus grandes faenas realizadas en los ruedos de la tierra, ya que me encontraba ausente de Algeciras cuando se le apagó la voz. Pero desde esta tribuna de opinión, me descubro respetuosamente de nuevo ante él, por lo mucho que hizo por la humanidad, siendo todo un ejemplo de honestidad, honradez y esencia. Deseándole paz eterna desde esta vida donde me encuentro pero no me hallo. Y por él y para él mi poema:

--Escribiré en la tierra de su tumba, / con el tallo de una rosa, / su nombre con mi sangre, / y mis lágrimas derrumbándose. / ¡Cuántos latidos noto! / ¡Cuántas esperanzas truncadas! / ¡Cuántos recuerdos abiertos! / Bendita sea su casta, nobleza y raza, / buen amigo Luis Marquijano Gallardo --.

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