A caballo entre su casa de Arguineguín (Gran Canaria), Sevilla y Córdoba desde que nació su hija Alma, Anabel Pantoja ha tomado una importante decisión, cerrar su etapa en Madrid. Después de varios años con un piso alquilado en el centro de la capital, en el que apenas ha estado en el último año, la influencer dice adiós a la capital definitivamente.
Acompañada por su madre Merchi Bernal y uno de sus mejores amigos de Sevilla, la sobrina de Isabel Pantoja ha hecho la mudanza este miércoles, vaciando completamente el que fue su hogar para ahorrarse un dinero que estaba gastando mes a mes sin necesidad al no haber pisado Madrid desde que se instaló en la isla canaria el pasado verano por lo avanzado de su embarazo.
Dos camiones de mudanzas abandonaban el lugar con todo tipo de enseres personales de Anabel. Un colchón y un canapé, diversos muebles, objetos de baño y numerosas cajas que se han repartido para irse directamente tanto a Arguineguín como a la casa de su madre en Sevilla.
Tras supervisar el traslado de sus cosas, la creadora de contenido disfrutaba de una comida en un conocido restaurante cercano a la Gran Vía madrileña con Merchi y su amigo, y más seria y esquiva que nunca no ha disimulado su enfado por las preguntas de la prensa sobre su mudanza y el estado de salud de su hija Alma, de la que se ha separado por primera vez para vaciar el piso lo más rápido posible.
Una jornada de lo más ajetreada que terminaba con Anabel regresando a su ya excasa para recoger sus últimas pertenencias antes de regresar con su pequeña y su novio, David Rodríguez, que no la ha acompañado en esta ocasión a pesar de que dejando claro que están tan unidos como siempre, le dedicó un precioso mensaje en redes sociales para felicitarle en su primer Día del Padre.
Cargada con varias maletas y bolsas con ropa que transportó con la ayuda de su madre y su amigo, la prima de Kiko Rivera abandonaba por última vez el que ha sido su refugio en la capital los últimos años visiblemente malhumorada y sin decir ni siquiera "hola" a la prensa, mostrando su cara más soberbia y altiva en su adiós definitivo a Madrid.