Sevillano de nacimiento y rondeño de adopción, Simbad Romero se interesa por el mundo de la Enología cuando aún es estudiante de Química en la Universidad. Tras un largo periplo que le lleva por varios países de los hemisferios norte y sur del planeta, vuelve a España y recala en Ronda, hace ya diez años, desde donde se implica en varios proyectos, entre otros, la bodega Badman Wines, situada en el camino de Fuente de la Higuera. Ahora, llega el momento de crear su propia marca y poner su nombre, Simbad Romero, en la etiqueta de una botella. Y lo hace con la producción de cuatro vinos naturales extremos, espumoso, blanco, tinto y orange wine, “que representan a la tierra de la que proceden con la máxima sencillez posible”.
¿Cómo nace Simbad Romero como marca?
–La vendimia pasada, en 2024, es cuando me decido a dar este pasito. Yo quería sacar una línea de vinos naturales, quizás una segunda marca de Badman, pero al final decido hacerlo por mi cuenta y ponerle mi nombre. En lo profesional, en el mundo del vino, llega el momento de ponerle tu nombre a una etiqueta, porque sea algo muy tuyo, porque sea algo muy representativo de lo que piensas tú de la enología, y dije por qué no, ha llegado el momento, y me lancé.
También porque tengo mucha demanda, yo hago vinos naturales en Mijas y en Galicia, en la Ribeira Sacra, y casi toda mi carrera ha estado muy ligada a los vinos biodinámicos, naturales. Había mucha gente que me decía que por qué no lo hacía en Ronda, que todavía no existía una línea de vinos naturales extrema, tan extrema como la que he hecho yo. Son gente de restaurantes o del mundo de la enología que conoce los vinos que he hecho, que hago y que vendo por España o por el mundo, y me impulsaron entre todos a hacer unas cuantas botellas a mi manera y al final no son más que eso, mis inquietudes. Son los vinos que más me creo, en los que más confío, o más disfruto y quería también hacer algo así en Ronda, que es donde vivo.
Al final me lancé, he hecho pocas botellas, 880, cuatro tipos de vino diferentes, y de momento ya los he introducido en algún sitio. Hay vinos, por ejemplo ‘León’, que es el que le dedico a mi hijo, del que he hecho 56 botellas y me quedan 30, y hay gente que lo ha probado que me ha dicho que quiere mil botellas.
La vida te ha llevado por el mundo del hemisferio norte al hemisferio sur.
–Estudié Química en Sevilla y terminando la carrera en Austria, en un Erasmus, me salió un proyecto de investigación en varias bodegas de la zona donde vivía, y me pareció alucinante la química del vino, aunque ya había dado alguna asignatura en la carrera, en la práctica me gustó mucho. Y me fui a estudiar Enología a Córdoba. Tengo las dos licenciaturas. A partir de ahí empecé a dar vueltas al mundo. El primer año de carrera de Enología me fui a Italia cuatro meses. Una vez que termino me vuelvo a Italia, y empiezo mi ruta. Argentina, Chile, California, dos años en Nueva Zelanda, de ahí visité Australia, Francia, Sudáfrica, y en España llegué a Cataluña un año, pero pensé que si volvía a España me venía a mi tierra y me vine a Ronda y aquí me quedé. Llevo diez años.
¿Qué hay de todo eso en el vino Simbad Romero?
– Todo eso ha creado la persona que yo soy, y como he tenido la suerte de haber trabajado con mucho tipo de gente, enólogos, enólogas, gente del campo, clima frío, clima cálido, en diez países, cada uno hace una cosa de una manera, me ha dado esa visión tan amplia, al final voy eligiendo.
Desde que estuve en Nueva Zelanda me he enfocado al tema de los vinos naturales y la biodinámica. Ahí dije, esto es lo que quiero, esto es lo que me gusta, y aunque he trabajado para otras bodegas haciendo vino convencional, siempre he ido marcándome mi línea y del conocimiento que he adquirido he sabido cómo llegar a los diseños de vinos que he creado con Simbad Romero. Cada uno refleja mis inquietudes, mi manera de enfocar.
El vino blanco no es un vino blanco común, es una cosa diferente o rara, que es lo que yo quiero ofrecer, poniéndole mi nombre, que es una responsabilidad ponerle tu nombre a una etiqueta.
Ahora he usado cuatro técnicas para cuatro vinos diferentes, de la gama entera que hay de técnicas en el mundo he seleccionado cuatro que creo que vienen bien para hacer lo que quiero hacer. Así es como he diseñado los productos y ahora los tengo a la venta. Digo natural extremo porque para mí natural significa primero que venga de una agricultura ecológica sostenible, y después que en bodega no se añadan sulfurosos, no se hagan estabilizaciones o correcciones de acidez o filtraciones. Es uva y nada más, he cogido uva y la he guiado hasta llegar a un punto. Todo muy natural.
Y el consumidor, ¿qué se encuentra cuando prueba los vinos Simbad Romero?
–Creo que cuando encuentras un vino así de entrada te sorprende porque no estás acostumbrado a esos paladares, y te sorprende también porque sacas gustos o aromas que los vinos convencionales no extraen por cómo se elaboran.
El otro día hice una presentación de los vinos en un restaurante en Cádiz, para unas 30 personas, y se fueron diciéndome que les había cambiado el concepto de vino natural. Hay vinos naturales bien hechos, francos, limpios, eso me encantó, que el consumidor que no conocía me dijera eso. Son vinos con 10-12 grados máximo de alcohol, muy frescos, más ligeros, y sorprendió.
¿Cómo se hace la distribución?
–De momento mando el vino directamente a restaurantes en Cádiz, Sevilla, Madrid, Barcelona, Ronda, y la idea es empezar con la exportación con los vinos que saque el año que viene. Mientras me divierta y me dé un mínimo beneficio iremos dando pasitos hasta que encontremos la medida de producción.
¿Trabajas con viñas de Ronda?
–Las viñas son de Ronda, una de Badman y las otras son viñas con las que llevamos un tiempo trabajando y se tratan en ecológico. Intento encontrar viñedos que trabajen de esa manera para poder hacer cosas diferentes.
¿Cuáles son las características de los cuatro vinos que produces?
–‘La Utopía’ es un vino espumoso por método ancestral, mucho más antiguo que el tradicional. Es muy cremoso, muy crispante, muy vertical, muy aromático, porque la sauvignon blanc es una variedad muy aromática y se han quedado los aromas bien integrados. Para tener seis meses de crianza está espectacular.
El blanco es de moscatel de Alejandría (‘El Marino’). El perfil es muy salino, muy fresco, muy aromático, muy ligero, con 11 grados. Es muy salino porque viene de una albariza de Manilva, y el viñedo está a 200 metros del mar.
El tinto (‘Las mil y una noches’) es un tinto hecho como los clásicos de maceración carbónica, fermentado en frío, un vino para beberlo frío, con 12 grados de alcohol. Un vino muy elegante, muy aromático, muy goloso, la maceración está hecha con aromas a gominola, fresa, nata. Muy ligero.
El ‘León’ es un orange wine, con sauvignon blanc macerado con las pieles cinco días. Es un vino súper complejo, aunque predominan los cítricos, es floral también en nariz. En la piel están todos los aromas, y eso le da mucha complejidad. Es muy suave en boca, muy directo y te llega al paladar. Es sorprendente.