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Andalucía

Sofía, la hija del "señorito" que lleva casi 20 años luchando por la herencia

Su historia es la misma que la de muchas personas que supieron, según crecían, que su padre no era quien siempre habían creído

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  • Juicio. -

Hace 18 años que Sofía Benítez-Cubero, una vecina de El Coronil, intenta acceder a su herencia como hija de un terrateniente con el que su madre, una de sus sirvientas, mantuvo una relación durante cinco años, pero siempre ha encontrado la oposición de su hermano para acceder a los 12 millones de euros que le corresponden.

Su historia es la misma que la de muchas personas que supieron, según crecían, que su padre no era quien siempre habían creído, y que comenzaron a pelear por ser reconocidas oficialmente, pero en su caso hay muchos detalles llamativos, como que ya lleva casi dos décadas peleando en los juzgados, aunque esta semana se reúne el equipo de jueces que emitirá la sentencia definitiva sobre su caso.

Como explica a EFE, mientras su madre vivía siempre tuvo reticencias para intentar que se demostrase la paternidad, pero cuando falleció en 2004 lo consultó con sus hijos. "Me dijeron que ellos tenían el mismo derecho a disfrutar de la herencia de su abuelo que los hijos de mi hermano”, de modo que puso el caso en manos del abogado sevillano Fernando Osuna, que presentó la demanda y requirió una prueba de ADN que confirmase que el hijo reconocido del ganadero José Benítez-Cubero Cañete tenía una hermana.

Pero no fue fácil. Tras cuatro intentos fallidos, consiguieron a la quinta que su hermano se hiciese las pruebas, y la familia llegó incinerar los restos del padre de Sofía, de su mujer y sus abuelos paternos. Esto supuso para el abogado una enseñanza, y en un caso posterior pidió una orden de alejamiento de una tumba para evitar la incineración.

Conoció a su padre cuando tenía 10 años

Aunque en muchos casos de hijos “ilegítimos” no hay relación alguna con el padre, en el de Sofía ‘la Cuberita’, como es conocida, sí, porque mantuvo contacto regular con él desde los 10 años.

Lamenta que su familia paterna no le mostró cariño alguno en toda su vida, ni tampoco su hermano, al que reprocha que en un programa de televisión “dijese varias veces que es hijo único, cuando sabe que no es verdad”.

Sostiene que su único interés, a sus 74 años “y con una vida sin problemas”, es asegurar el futuro de sus hijos, uno de ellos desempleado.

En 2013 fue declarada hija oficialmente, lo que fue ratificado dos años después por el Tribunal Supremo, pero acceder a la herencia está siendo un verdadero quebradero de cabeza, porque su padre, que murió con 47 años, no hizo testamento, y con su hermano y entonces único hijo legítimo menor de edad, el millonario patrimonio pasó a su abuelo -el padre del fallecido-.

Pero el asunto dio una vuelta de tuerca, porque, como recuerda su abogado, con 18 años el hermano le compró la herencia a su abuelo: “Ellos dicen que el patrimonio era de los abuelos y que el hermano se lo compró a ellos. ¿Cómo se le ocurre comprarlo si lo iba a heredar, siendo el único hijo reconocido?”, dice Sofía.

“¿Por qué compra el hermano algo que va a heredar gratis, y de dónde saca los 12 millones si tenía entonces 18 años?”, se pregunta.

“Eran una pareja enamorada”

La madre de Sofía y su jefe no tuvieron una relación esporádica. Había algo más que encuentros puntuales, como ella misma explicó en el juicio, aportando varias fotografías de ambos, que el juez entendió como prueba plausible, ya que no era habitual que un terrateniente se hiciera fotos habitualmente con una persona a su servicio.

Recuerda además que cuando se tenían que trasladar entre las fincas del ganadero, él “siempre llevaba a mi madre en su caballo, no se iba con el resto del servicio”, una prueba más de una relación que se rompió a los cinco años de empezar, “cuando se le comenzó a notar la barriguita” por el embarazo.

Sofía reclama la mitad de tres herencias relacionadas entre ellas. Primero, la de su padre, y posteriormente las de sus abuelos paternos, que fueron los que administraron el patrimonio de su padre cuando murió en 1970.

Esta semana puede cambiar la vida de Sofía, cuando los jueces se reúnan para dictar sentencia definitiva sobre su caso.

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