La asamblea anual del FMI concluye sin consenso para solucionar la guerra de las divisas
La asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial concluyó en Washington con muchas promesas y falta de consenso más allá del llamamiento a la cooperación para solucionar problemas como la guerra cambiaria.
El propio director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, reconoció, en respuesta a la pregunta de un periodista sobre el tímido tono del comunicado final, que las palabras se las lleva el viento y lo que hay que hacer es pasar a la acción.
"Podemos hablar y hablar y hablar", apuntó el responsable del Fondo, quien apuntó que para solucionar los desequilibrios existentes en la economía global lo que se necesita es "verdadera acción" y una cooperación que se presenta esquiva.
El ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, dejó claro durante la reunión que lo que impera ahora en un mundo dividido entre países emergentes fuertes y desarrollados débiles es la máxima del "sálvese quien pueda".
No es de extrañar que con ese espíritu queden pendientes de solución los temas más calientes en la agenda macroeconómica mundial al igual que queda abierta la reforma en el propio seno del FMI para dar más voz en el organismo a los países emergentes.
Strauss-Kahn indicó que la patata caliente queda ahora en manos del G20, cuyos mandatarios se reunirán a mediados del próximo mes en Seúl (Corea del Sur).
El comunicado final del encuentro destaca, entre las tendencias más preocupantes, las tensiones y la vulnerabilidad en la economía global originada por unos flujos de capital volátiles, las fluctuaciones en los mercados cambiarios y el creciente volumen de reservas en algunos países.
Con esa coyuntura como telón de fondo, los 187 países miembro del FMI respaldaron una "acción urgente" para aumentar el papel de supervisión del Fondo sobre aquellas políticas macroeconómicas que puedan plantear una amenaza a la estabilidad.
"Es necesario actuar de forma urgente para reforzar el papel de la institución y su eficacia como un organismo global de supervisión macro-financiera y colaboración", destaca el comunicado.
El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, realizó una petición en esa dirección al solicitar que el Fondo refuerce la vigilancia de los mercados de divisas.
"Una de las misiones centrales del FMI es la de llevar a cabo una vigilancia rigurosa del sistema monetario internacional", dijo Geithner para añadir que el organismo "debe reforzar su supervisión de las políticas cambiarias y las prácticas de acumulación de reservas".
Como parte de ese proceso de mayor supervisión, Strauss-Kahn apuntó que participará en persona en las consultas regulares del Fondo con los grandes actores de la economía global, incluyendo a EE.UU., la zona euro, Japón y China.
El titular del Fondo se refirió también a la reforma interna del Fondo para dar más voz a los países emergentes, un tema en el que, como se esperaba, no se alcanzó un acuerdo.
Pese a la falta de consenso, Strauss-Kahn indicó que el acuerdo está próximo y podría llegar en los próximos "días o semanas", aunque reconoció que las conversaciones son "difíciles" y todavía existen puntos de vista "divergentes".
El titular del Fondo descartó que se vaya a vincular el aumento de cuota a la situación de las divisas, aunque sí señaló que la concesión de más voz y peso lleva aparejadas mayores responsabilidades.
"Cuanto más central sea tu papel más necesitas asumir tus obligaciones en la estabilización del sistema en su conjunto", afirmó Strauss-Kahn en unas declaraciones que algunos observadores interpretaron como un mensaje velado a China, a quien sus socios comerciales acusan de mantener artificialmente baja su moneda.
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