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El sexo de los libros

Karl Marx y el lumpemproletariado

...en su escritura, Marx supo manejar con extraordinaria destreza la ambigüedad calculada...

Publicado: 11/01/2023 ·
12:20
· Actualizado: 11/01/2023 · 12:25
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  • KARL MARX
Autor

Carlos Manuel López

Carlos Manuel López Ramos es escritor y crítico literario. Consejero Asesor de la Fundación Caballero Bonald

El sexo de los libros

El blog 'El sexo de los libros' está dedicado a la literatura desde un punto de vista esencialmente filosófico e ideológico

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La génesis del concepto de lumpemproletariado se vincula a obras del marxismo clásico tales como La ideología alemana, escrita por Marx y Engels en 1846 y publicada por primera vez en 1932; El Manifiesto Comunista, obra de ambos teóricos (1848); La guerra campesina en Alemania, de Engels (1850); pero, sobre todo, las descripciones más precisas del término las hallamos en La lucha de clases en Francia: 1848-1850 (1850) y El dieciocho brumario de Luis Napoleón (1852), dos textos de Marx en solitario. Existen alusiones —inevitables— en El capital (1867).

El sector social del lumpemproletariado se componía de los estratos inferiores e   irreflexivos de la sociedad que resultaban   fácilmente explotables por las fuerzas reaccionarias y contrarrevolucionarias, particularmente en el contexto de las revoluciones del anno Domini de 1848. Marx y Engels negaban el potencial revolucionario de este sector y lo contrastaron con el proletariado. Entre otros grupos, solían incluirse en esta categoría a   delincuentes, desempleados, vagabundos o prostitutas sin   conciencia de su interés colectivo como una clase oprimida. A veces las traducciones han sido implacables e  hirientes: “escoria social”, “clases peligrosas” o “proletariado andrajoso”.

El lumpemproletariado a veces sí y a veces no dependió de forma determinante del factor económico según el grupo de poder con el que coyunturalmente se relacionaba. A través del soborno, por ejemplo. Esta posibilidad se incrementa en una visión diacrónica y en perspectiva contemporánea. La “gentuza parasitaria” explotó a la sociedad para sus propios fines y, al mismo tiempo, fue explotada como herramienta de destrucción y reacción, lo que sigue ocurriendo también hoy.

No olviden que, en su escritura, Marx supo manejar con extraordinaria destreza la ambigüedad calculada, con la que nos ofrecía su faceta más pragmáticamente política.

En La lucha de clases en Francia, Marx calificó de lumpemproletaria a la aristocracia financiera de la Monarquía de Julio. Por otro lado, Napoleón III aparecerá como jefe del lumpemproletariado en las páginas del 18 brumario. Todo invita, por tanto, a pensar que el fenómeno lumpen siempre fue complejo y se vuelve más complejo conforme se desarrolla históricamente tras procesos como la proletarización de las clases medias y el surgimiento del precariado, pero, más que nada, por la configuración y el activismo de nuevos colectivos marginales en el seno de las sociedades capitalistas.

Basándose en una cita ampliamente difundida del capítulo V del 18 brumario, que reproducimos a continuación de este párrafo, adivinarán ustedes qué segmentos forman parte, en el presente, del lumpenproletariado. Segmentos que, adulados por las seudoizquierdas, constituyen un grave obstáculo para el impulso de una auténtica transformación en profundidad de las dinámicas sociales:

“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general también bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués (aquí ‘vividores’, libertinos’)  arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni (‘truhanes’, ‘bribones’, ‘rufianes’, etc.), carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora”.

Un trastorno de identidad disociativo en el ámbito de la sociopatología que afecta a  castas parasitarias, detritus de las metrópolis,   legiones de desclasados... y así sucesivamente.    

   

 

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