La mujer acusada de encargar el asesinato de su marido en agosto de 2021 en Huércal-Overa solicitó a varios familiares y allegados que buscaran al hombre un día después de que se produjera el crimen del mismo, en el cortijo 'Los Cabecicos' situado a las afueras de la localidad, ya que se sentía "preocupada" porque no conseguía contactar con él telefónicamente desde, al menos, en torno a las 13,00 horas del día anterior, esto es, al menos una media hora antes de que se produjeran los hechos.
Así lo han narrado varios de los testigos que han comparecido este martes en el juicio con jurado que se sigue en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería para esclarecer si la mujer encargó a un amigo de la familia que matara a cambio de 1.000 euros a su marido después de que este, supuestamente, le trasladara su intención de divorciarse y ella sospechara que era para contraer matrimonio con una de sus hijatras, con la que presuntamente tenía una aventura.
Al menos dos primos del fallecido y una hermana han asegurado en sala que el sábado 14 de agosto la acusada se dirigió a ellos, al verlos a través de su ventana por la calle o telefónicamente, para decirles que estaba "preocupada" porque su marido se había marchado el día anterior al cortijo y aún no había vuelto, desconociendo su paradero.
La Fiscalía sostiene que la acusada había orquestado anteriormente el crimen de su marido, con el que el mismo día de los hechos habría contactado previamente por teléfono con él para asegurarse de que estaba solo en el cortijo al que acudió el otro acusado antes de pasar por casa de la mujer, supuestamente, para cobrar el presunto encargo.
Según un primo del finado, la acusada le telefoneó desde un número diferente al que solía utilizar habitualmente al día siguiente de los hechos y antes de que se descubriera el cadáver para pedirle que fuera a "buscar" a la víctima, ya que "llevaba dos días sin aparecer", sin que le aportara más datos al respecto. "Me dijo que estaba preocupada, pero la preocupación no la vi yo mucho. No me lo pareció por su voz", ha manifestado.
Al carecer de un vehículo, el hombre ha detallado que se dirigió a una cafetería a preguntar por su primo y después llamó por teléfono a otro amigo de la víctima para preguntarle por él. Según ha especificado, este amigo mandó a buscar a su vez a la víctima a su cortijo a un tercero, quien halló el cadáver y regresó al establecimiento a dar la noticia.
En este sentido, el joven que encontró el cuerpo ha asegurado que acudió acompañado de su mujer al cortijo entre las 13,00 y 14,00 horas del 14 de agosto, donde encontró todas las puertas abiertas y el cadáver en el interior del porche cerrado de la vivienda. Tras contemplar la escena, en la que asegura que no tocó nada, optó por volver al bar para dar cuenta de la situación en lugar de avisar a las autoridades, según su relato.
"Yo llamé a la Policía Local para que fuera a buscar mi primo. No me cuadraba nada", ha dicho el testigo, quien asegura que él no llegó a pisar el cortijo y que fueron los agentes quienes le indicaron posteriormente que las puertas del inmueble se encontraban abiertas y la motocicleta de la víctima en el interior del recinto.
El hombre, que ha dado cuenta de su estrecha relación con la víctima, ha indicado que sabía que el matrimonio tenía "altibajos", aunque su primo "nunca" le dijo que tuviera intención de separarse o que tuviera alguna aventura. No obstante, ha reconocido que había "comentarios" en el pueblo de que pudiera estar con otras mujeres, incluida la hija de la acusada. De otro lado, sí ha asegurado haber visto a la propia acusada con otros hombres.
Los testigos han ofrecido una versión muy parecida entre sí sobre la relación que mantenía la pareja y la amistad que les unía de forma común con el supuesto sicario, para que el que la Fiscalía solicita 22 años de prisión por un presunto delito de asesinato al igual que a la mujer, como inductora del crimen.
Por su parte, tres de los hijos de la acusada han explicado el delicado estado de salud en el que se encuentra su madre tras haber padecido varios ictus y han señalado que, en los días anteriores al crimen, se había mostrado apenada. Igualmente, han coincidido en que se reunieron con ella el 2 de septiembre --un día antes de que la mujer acudiera a las autoridades-- y la acusada les contó sus sospechas de que D.V.G. había podido acabar con la vida de su marido aunque ella solo le había pedido que "hablara" con él.
Los hijos de la acusada han narrado además que su hermana fue expulsada de la vivienda en la que vivía con su madre ante las sospechas de esta sobre una supuesta relación sentimental con su marido, por lo que algunos además le habían retirado la palabra. Por su parte, la afectada por la supuesta relación ha declarado que ella decidió irse de la casa meses antes del crimen ante los "comentarios" que había oído acerca de la relación que mantenía con su padrastro.