Gonzalo Santonja vuelve a dejar constancia de sus dotes de avezado investigador, y con el rigor que le caracteriza, ofrece un amplísimo mapa de por donde el toro fue dejando sus primeras huellas.
La historia de la enseñanza en Algeciras comienza con la obra del capitán Antonio Ontañón, que donó al fallecer toda su fortuna para la construcción de un convento que tuviera las cátedras de gramática, filosofía y teología.