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Andalucía, tierra del esfuerzo

Sol Cruz-Guzmán, arquitecta y diputada nacional por Sevilla por el PP, nos habla de la cultura del esfuerzo y más en época de pruebas de acceso a la universidad

  • Pruebas de acceso a la Universidad en Sevilla. -

Sólo a través de la educación se podrán eliminar los estereotipos que conllevan que las mujeres aún no estén presentes de forma igualitaria en las formaciones técnicas. Las razones de esta brecha están en la pérdida de interés a medida que las niñas crecen y la falta de referentes femeninos cuando han de elegir en cuales de las ramas se quieren seguir formando. Un buen ejemplo es el resultado del estudio del Foro Económico Mundial, en el que se pide a niños y niñas que dibujen a una persona científica y la mayoría dibujan a un hombre, incluso las niñas. Y esta tendencia aumenta con la edad. El 70% de las niñas de 6 a 8 años dibujan a una mujer científica mientras que se reducía a un 25% cuando la edad de las niñas era de 16 años.


Por eso es necesaria una estrategia en edades tempranas donde  escuela y familia vayan de la mano para conseguir que en el nuevo paradigma profesional de las nuevas tecnologías, la digitalización y la  innovación, estén incorporadas proporcionalmente hombres y mujeres. No sólo por una cuestión social o de derechos, sino porque es una cuestión económica para España. Según la OIT, eliminar la brecha laboral de género en el ámbito digital y tecnológico en nuestro país supondría un aumento del 25% del PIB.


Y pensando en la necesidad de derrumbar estereotipos, ha caído por fin el de la pereza andaluza. Nos hemos dado cuenta que no era pereza sino anestesia, gracias a los esperanzadores datos en los que se muestra cómo nuestra tierra lidera el número de nuevas altas de autónomos, un hecho que supone el cambio de mentalidad de  un pueblo que no conoce límites.


En oposición a la pereza, el esfuerzo y la necesidad de ese espíritu de superación. Hemos conseguido cambiar siesta por emprendimiento, subsidio por exportaciones y la desidia por la búsqueda incansable de nuevos modelos de negocio. La cultura del esfuerzo ha ganado a la cultura del pelotazo, porque  el esfuerzo es la única clave de asegurar el éxito, incluso cuando se fracasa. Ejemplos como el nuevo centro de innovación digital en Málaga o el proyecto del hub del videojuego en Sevilla o la pujante industria audiovisual en Andalucía son algunas de las pequeñas muestras de  que este cambio se consolida.


Con esta cultura de la superación, Andalucía ha sido la última comunidad autónoma en realizar las pruebas de lo que fuera nuestra selectividad, la actual EBAU, exigiendo que los alumnos tuvieran que tener todas las asignaturas aprobadas para poder hacerla. Como Galicia o Madrid se ha apostado por la cultura del esfuerzo y el rigor. Justo cuando miles de jóvenes, nuestros futuros médicos, maestros o arquitectos, pasaban por primera vez la puerta de la universidad que los acogerá en los próximos años, la ministra Celáa anunciaba que los suspensos no serán, tampoco, criterio para repetir ni graduarse en ESO. Una extraña forma de mejorar los resultados del fracaso escolar que sólo servirá para que el resto de Europa vuelva a crear estereotipos sobre los españoles imposibles de cambiar.

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