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Daniel, el joven que dieron por muerto en un incendio: “En mes y medio arranco a andar”

Tras perder las piernas y 3 dedos de una mano, afronta la última fase antes de usar prótesis. Ubrique se moviliza para conseguir los 90.000 euros que cuestan

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Daniel Gómez sobrevivió al incendio del piso de estudiantes de Granada de unos amigos donde se quedó a dormir tras una noche de marcha el 14 de diciembre de 2019. Provocadas por un brasero, que prendió el mantel que cubría la mesa bajo la que estaba colocado, las llamas le causaron quemaduras en el 36% del cuerpo y le obligaron a amputar las dos piernas y tres dedos de una mano. Numerosos medios de comunicación le dieron por muerto. Los médicos, en cualquier caso, tampoco tenían un pronóstico muy optimista. Estuvo tres semanas sedado. Sus riñones dejaron de funcionar entre tanto y necesitó someterse a diálisis para continuar con vida.

Su padre y su madre se desplazaron inmediatamente desde Ubrique, donde residen, a Sevilla. Llegaron antes que Daniel y no se movieron durante dos meses del Hospital Virgen del Rocío, adonde el joven fue trasladado en helicóptero para recibir los cuidados de los profesionales de la prestigiosa unidad de quemados hispalense.

Antonio y Luz María vieron a su hijo, de solo 21 años entonces, entrar y salir del quirófano en nueve ocasiones. Apenas dormían en los butacones de la sala de espera. Temían el fatal desenlace. Se sentían atrapados en una auténtica pesadilla que terminó súbitamente con el despertar del joven.

No recordaba qué había pasado, salvo verme rodeado desnudo por un montón de gente a las puertas del piso, con el cuerpo enrojecido, pero sin sentir nada, ni tan siquiera dolor, solo tenía claro que no podía moverlo”, relata. Asumió su nueva situación sin entrar en shock. “En cierto modo era consciente de todo”, asegura. No precisó asistencia psicológica. Su juventud y las ganas de vivir de cada una de las células de su cuerpo fueron claves para salir adelante en los momentos críticos. A partir de entonces, el objetivo de recuperar la autonomía le ha mantenido con la cabeza fría.

Desde este lunes afronta en el Hospital de San Carlos un mes y medio de rehabilitación intensiva. Encantado con el personal sanitario, acompañado de su madre, que dejó su trabajo para estar junto a él en este trance, se entrega con denuedo a los ejercicios que le permitirán volver a andar. “Y jugar al pádel y nadar”, añade. Pero para que esto sea posible, necesita invertir 90.000 euros en las prótesis. Ubrique se ha volcado con él desde que se produjo el suceso. No es la primera vez que los vecinos arriman el hombro para recaudar fondos. Un conocido promotor inmobiliario  ofreció temporalmente a la familia un piso adaptado mientras sus padres vendieron la vivienda que tenían, en el casco histórico de la localidad serrana, de difícil acceso, y adquirieron otra sin barreras. La Asociación Todos con Daniel ha abierto una cuenta (ES69 3058 0788 4127 2001 3561) y, por medio de redes sociales, apela a la solidaridad de los usuarios para que no tenga que usar “las patas de palo” que le ofrece la Seguridad Social.

“La respuesta en apenas tres semanas ha sido muy buena”, reconoce Daniel, al tiempo que agradece el cariño que ha recibido desde el primer día. Además de sus vecinos, los cuatro amigos que escaparon indemnes del incendio han sido un puntal muy importante. Como su novia, cordobesa, pese al Covid.

La pandemia no solo le ha puesto difícil verse con su pareja, también le ha retrasado todo el proceso de rehabilitación. Daniel Gómez está convencido de que ya podría estar andando si el coronavirus no hubiera puesto patas arriba el mundo.

Pero no desespera. “En un mes y medio, estoy arrancando”, asegura. Mientras, no pierde el tiempo. Cuando se produjo el suceso, cursaba el cuarto curso de un grado universitario que, por el momento, ha abandonado. Prepara unas oposiciones. Quiere conseguir primero estabilidad laboral. Y luego retomará los estudios. Planes no le faltan. Voluntad, tampoco. Antes del incendio, no paraba quieto. Solo un año antes, estuvo en Italia de Erasmus. “Agradezco a mi madre todo lo que está haciendo pero le digo que en algún momento me marcharé”. Daniel Gómez quiere recuperar la autonomía para ir a por el pedazo de futuro que ni siquiera las llamas pudieron arrebatarle.

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