'El Viejo Topo' publica este mes un extracto del último libro de Manolo Monereo, 'Oligarquía o democracia. España nuestro futur'o, en el que reivindica una izquierda republicana, socialista y patriótica frente a “a las izquierdas que se han olvidado mirar hacia abajo”. El planteamiento no puede ser más acertado. Pablo Iglesias ha pasado de coquetear con los nacionalistas a incluirlos en la mayoría de Gobierno. Sus declaraciones esta semana comparando al prófugo de la Justicia Puigdemont con los exiliados de la Guerra Civil han levantado ampollas entre sus propios militantes, pero muy especialmente entre quienes se consideran se consideran herederos de una tradición política que siempre defendió “un proyecto nacional popular republicano que construyera y organizara un bloque social alternativo homogeneizado por las clases trabajadoras”.
Al respecto, Monereo advierte de que la agenda social debe primar por encima de todas las cosas y recuerda que “connotados dirigentes independentistas denunciaron el 15M como españolista por situar la cuestión social en el centro del debate público”.
Unidas Podemos está perdiendo el crédito en este sentido a marchas forzadas. Si bien es cierto que en las páginas de los periódicos y las redes sociales, los de Pablo Iglesias se afanan en abrir debates dentro del mismo Gobierno para marcar distancias con el PSOE y apropiarse de la defensa de los más vulnerables, legión con la crisis económica derivada de la crisis sanitaria, la verdad es que la mayoría de los colectivos que, en principio, habrían de verse beneficiados por el denominado escudo social, están que fuman en pipa. Esta misma semana, trabajadores y trabajadoras del hogar y los cuidados domésticos tachan en este medio de “vergüenza que un Gobierno que se dice progresista y feminista” no haya cumplido con el sector, en referencia al aplazamiento de la plena integración en el régimen general de la Seguridad Social, lo que garantizaría prestaciones por desempleo y pensiones dignas, y la lentitud en la gestión del subsidio extraordinario por el cese de actividad por la pandemia que, además, es insuficiente porque no da cobertura a quien se halla fuera del sistema legal en un sector muy precarizado.
Sin entrar en detalles, Monereo advierte incluso de la posibilidad de que las clases trabajadoras encuentren amparo en Vox. Basta con echar un vistazo a la actividad de la formación de Santiago Abascal en el Congreso de los Diputados para comprobar que, efectivamente, la depauperada clase media, autónomos y colectivos más vulnerables están representandos en sus iniciativas.
También puede favorecer a Vox la identificación de los republicanos y los independistas, aunque el autor considera que, con esto, “la monarquía ganará y, con ella el bipartidismo y los grandes poderes económicos”, incluyendo a un PP que, sin embargo, puede verse superado con creces por la ultraderecha en Cataluña.
