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Contramano: Vaivenes (en la Gavidia)

Si es más interesante equipamientoen la Gavidia, ¿por qué no lo hace el Ayuntamiento en vez de privatizarla?

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  • Antigua comisaría de la Gavidia. -
  • Mientras Espadas propugna un “coliving” privado en la comisaría, Emvisesa proyecta uno público en San Jerónimo

El portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Francisco Moraga, ha declarado que Espadas “ha pasado de pedir informes para intentar derribar la Gavidia a querer que se construyera un hotel para, ahora, cuando se acercan las elecciones, volver a cambiar de opinión y apostar por conservarla con usos dotacionales para utilizarla como arma electoral con los vecinos de esta zona, necesitada de equipamientos públicos”.

Aunque el orden de los factores no altera el producto (por el momento) de la política del alcalde respecto de la antigua comisaría, en honor a la verdad hay que decir que lo primero que propuso, cuando era líder de la oposición y frente al centro comercial que pretendía Zoido, fue un hotel, salvo que apliquemos la doctrina de Carmen Calvo con Pedro Sánchez de que lo que se haga o diga antes de alcanzar el Poder ya no tiene validez luego.

La reacción de Moraga se ha producido después de que, en un nuevo vaivén del gobierno local, éste haya acordado media docena de requisitos para la venta de la antigua comisaría una vez aprobada, conforme al pacto con el PP para sacar adelante los últimos Presupuestos, su recalificación urbanística: de gran superficie comercial (Zoido) a servicios terciarios. Con esta modificación del PGOU, aún en fase de alegaciones y pendiente de ratificación por la Junta, se admitirían los siguientes usos: pequeño y mediano comercio, oficinas, hotelero, recreativo, espectáculos públicos, garaje-aparcamiento y equipamientos y servicios públicos.

Prioridad

Dentro de esos nuevos usos, a la hora de la privatización el gobierno dará preferencia a la oferta que más equipamientos y servicios públicos incluya, una prioridad no especificada hasta ahora, que se aprueba a dos meses y medio de las elecciones municipales, se acerca a los planteamientos de Participa e Izquierda Unida y supone un guiño para los 58.000 habitantes del Casco Antiguo, que reivindican un centro cívico, biblioteca, guardería, centro de día para mayores….una dotación para el distrito, en suma.

Tras la aprobación de los criterios para la venta de la Gavidia y la preferencia por que albergue equipamientos y servicios públicos (también se incluyen la calidad arquitectónica del proyecto, la sostenibilidad ecológica, cesión de espacios al Ayuntamiento y respeto a su declaración como Lugar de Memoria Democrática), Espadas ha aseverado que “aunque hay gente empeñada en decir que desde el principio se tenía una opción cerrada, por más que hemos intentado explicarlo no se ha podido comprobar hasta que la Junta de Gobierno Local no ha aprobado las bases del pliego que se licitará”.

Si, según el alcalde, había que esperar a que la Junta de Gobierno aprobara esas bases, entonces ¿qué sentido tuvo que en el año 2017 se convocara una especie de concurso de ideas o se pidieran ofertas al sector privado sobre qué hacer y a cambio de qué en la Gavidia y se presentaran esos proyectos a los grupos municipales para que decidieran cuál era el mejor y se tramitaran los cambios urbanísticos para ejecutarlo?

En aquel entonces no se dio como orientación preferente el equipamiento y los servicios sociales, sino al contrario, plena libertad a los ofertantes. Y así, según lo trascendido, se pusieron sobre la mesa del Ayuntamiento tres ofertas para reconvertir la comisaría en hotel, una para instalar allí cines y teatro, otra para ubicar gimnasio y piscinas y la del colectivo sevillano Entreadoquines de un centro social por fases, que se financiaría con fondos europeos y con el alquiler de las oficinas a medida que se fueran construyendo.

Se pidió a las empresas que presentaran proyectos y una vez presentados se trata de justificar la declaración “de facto” del concurso como desierto con el argumento de que aún no se habían aprobado los criterios de adjudicación, un dislate éste de empezar la casa por el tejado y que proyecta una frívola imagen del gobierno municipal con continuos vaivenes sobre la Gavidia.

Saturación

Extraoficialmente se ha tratado también de justificar el volantazo político con el argumento de la saturación hotelera del Centro. E incluso oficialmente, ya que el delegado de Turismo, Antonio Muñoz, declaró: “El gobierno municipal tiene una preferencia, si se puede decir así, y es que haya equipamientos antes que un hotel. A priori, y hablando en términos asépticos, se prefiere el equipamiento; es más interesante para la ciudad”.

Aun compartiendo el giro del alcalde y de su delegado, si hacemos de abogado del diablo y la tesis es que el Centro está saturado de hoteles, entonces ¿por qué el Ayuntamiento concede nuevas licencias hoteleras?, ¿por qué presume de la inversión y del empleo que generan en la construcción?, ¿acaso no supone tal tesis abonarse al argumento, lanzando por el propio sector en vísperas de un Fitur, de que Sevilla está masificada turísticamente? Y, ¿por qué no dejar en una economía de libre mercado como la nuestra que sea el mercado el que se regule y ponga de manifiesto si hay y cuándo saturación de hoteles? No sobrarán todavía cuando según un reciente informe de la patronal Exceltur los de Sevilla son los séptimos de España por rentabilidad, con un beneficio de 72 euros por habitación/noche durante 2018.  Con estas cifras y con continuos récord turísticos y de pasajeros en el aeropuerto de San Pablo a nadie puede extrañarle que se sigan construyendo hoteles en la ciudad.

Equipamientos

Pero decía que se trataba de hacer de abogado del diablo cuando habíamos llegado al “quid” de la cuestión: el delegado de Turismo reconoce al fin que llenar la Gavidia de equipamientos es más interesante para la ciudad que convertirla en un hotel. Y creo que es así, no por oposición al sector turístico, sino por razón de equidad social con un distrito como Casco Antiguo, carente de suficientes dotaciones, y también por estrategia de diversificación. Aunque el mercado es libre, al menos desde el Ayuntamiento en cuanto propietario de la Gavidia no se deberían poner todos los huevos en la misma cesta de un monocultivo turístico; como estrategia de ciudad debería propiciar allí la implantación de nuevos sectores, especialmente de la economía digital 4.0.

Ahora resulta que el alcalde también opina lo mismo que su delegado y dice apostar en la Gavidia “por equipamientos que primen el uso público, con fórmulas pioneras de algunas ciudades europeas, como el “coliving”, que aúna usos compatibles de alojamiento y espacios comunes de uso público, cultural o emprendedor”.

Llegados a este punto de unanimidad, la pregunta inevitable es por qué entonces el Ayuntamiento ha de privatizar la Gavidia por 12 millones de euros y esperar a que la equipe (¿gratis?) una empresa privada en vez de equiparla él mismo para los 58.000 vecinos del Casco Antiguo y todos los sevillanos.

Dinero

¿Se puede seguir sosteniendo que es porque no hay dinero para rehabilitar el edificio, rehabilitación que podría acometerse por fases, cuando sí lo había, y bastante más, para tratar de comprarle a la Junta la sede de la Consejería de Gobernación y a la Fundación Lara la Casa Fabiola para el museo Bellver? ¿Se puede sostener que no se pueden conseguir fondos europeos para la Gavidia cuando se lograron 20 millones para Artillería?

Espadas habla de “coliving” en la Gavidia. ¿Y por qué vender la comisaría, con 7.462,59 m2, para que lo haga allí una empresa privada cuando la pública Emvisesa ha solicitado a Urbanismo la cesión en San Jerónimo de un solar de 4.237 m2, con una edificabilidad de 10.170, para construir allí un edificio de tres plantas destinado a “coliving”? ¿Tiene dinero Emvisesa para hacer “coliving” en San Jerónimo pero no en la antigua comisaría y en el Casco Antiguo?

La Gavidia es ya un símbolo que pone de manifiesto las contradicciones urbanísticas, un edificio que un día iba a ser SIPS, otro gran superficie comercial, luego hotel, después “coliving”...según van pasando gobiernos municipales, señal de que como ninguno tiene un modelo claro de ciudad a ninguno les encaja en el tablero y a todos les sobra.

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