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Huelva

El sector onubense de la seta pide mayor control en la venta

Los distribuidores onubenses denuncian la inactividad de las administraciones ante la elevada “piratería” existente

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  • Gurumelos. -

El fallecimiento de una mujer por intoxicación tras comer en el restaurante Riff de Valencia ha vuelto a poner en el punto de mira a las setas silvestres, un producto culinario selecto que, a pesar de su teórica peligrosidad, no cuenta con los controles adecuados, según han asegurado a Viva Huelva varios de sus comercializadores en la provincia.

Las colmenillas, presentes en el menú que consumió la fallecida, han sido señaladas desde el primer momento como sospechosas del suceso, algo que aún tendrá que confirmar el Instituto Nacional de Toxicología. Sin embargo,  los expertos no parecen apuntar a que estas setas sean las culpables de esta intoxicación, que ha afectado a 30 comensales del Riff según ha confirmado la Conselleria de Sanidad valenciana.

“Parece más bien que se trate de una intoxicación por un producto mal conservado”, ha apuntado a este periódico Manuel Campos, presidente de la Asociación Micológica ‘Amanita’ de Aracena. La colmenilla, explica, es tóxica en crudo y en el caso de que se consuma sin el cocinado adecuado puede “destruir los glóbulos rojos” y provocar unos síntomas que no coinciden con los de la fallecida de Valencia.

Sin embargo, Campos considera que estos casos sirven para resaltar la necesidad de extremar la precaución cuando se consumen estos productos. “Nosotros no nos cansamos de decir que con las setas hay que tener mucho cuidado”, explica.

El problema, según el presidente de ‘Amanita’, reside en que la mayoría de los productos que se consumen no pasan por los cauces regulados para productos alimentarios. Según Campos el control en el sector es necesario “no sólo por el tema económico sino de seguridad sanitaria”.

Legalmente, indica, “el que tiene la propiedad de la tierra es el que tiene la propiedad de la seta”. Sin embargo, el problema empieza cuando la recolección no se queda en consumo personal sino que las setas se ponen en el mercado. “Se ve mucha gente vendiendo por las calles”, admite Campos.

Es la misma opinión que defiende Miguel Sirlache, propietario de la empresa Setas Sirlache de Aracena, una de las escasas industrias onubenses dedicada legalmente a la comercialización de este producto. “No hay control ninguno, hay un vacío legal y cualquier persona puede vender una seta”, alerta.

Sirlache admite que, en teoría, las setas, como cualquier otro alimento, deben seguir unos cauces legales para su recolección y puesta a la venta al consumidor pero el cumplimiento de ese proceso no se controla y la competencia no regulada es altísima.

“Demandamos mayor control sanitario, que no haya productos piratas”, señala Sirlache. De la misma forma en que un veterinario inspecciona los mataderos de animales, Sirlache cree que deberían existir protocolos de control claros para estos productos.

Así, este comercializador lamenta que los distribuidores regulados tengan que cumplir con numerosos requisitos legales mientras ven como la Administración hace la vista gorda ante la elevada competencia ilegal.

Es más, Sirlache cree que la capacitación para recolectar setas debería estar regulada mediante “alguna titulación o licencia”.

La situación, según explica Juan González Santos, no es exclusiva de Huelva sino que, según explica este distribuidor de La Zarza, es generalizada. “En toda España está el sector de esta manera”, dice.

“Todo el mundo vende gurumelos sin papeles”, apunta, incidiendo en que el consumidor siempre debe adquirirlos a un proveedor autorizado.

La irregularidad es tanta que los propios comercializadores consultados por Viva Huelva cuentan que sólo hay tres empresas en regla en la provincia, a pesar de que Huelva es uno de los principales mercados del sector.

Actualmente, el sector onubense afronta la temporada del gurumelo, una de las setas más codiciadas. La escasez de lluvias ha provocado que, de momento, haya poca seta en la tierra.

“A día de hoy recogemos entre 50 y 60 kilos diarios”, apunta Sirlache, que espera que la cifra remonte.

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