La escritora sevillana Elisa Victoria presenta su primera novela, 'Vozdevieja', y visitó nuestra redacción para hablar de ella.
¿Qué nos cuenta en ‘Vozdevieja’?
–En un verano de transición en la vida de una niña, que está dejando de serlo, llega la pubertad y un período existencial muy raro, que coincide con que su madre tiene un momento delicado de salud. Ella pasa mucho tiempo en compañía de su abuela, que la ayuda y la consuela.
Hábleme de los personajes.
–Por un lado está la protagonista, una niña sevillana, que tiene mucho del carácter sevillano clásico, aunque se siente poco identificada en algunos aspectos de la cultura andaluza y que aspira a pensar que existe algo más allá. Su madre, un personaje algo misterioso y muy independiente, que deja bastante protagonismo a la abuela, un típico personaje sevillano, muy alegre, cantarina, vitalista, que afronta los problemas con mucha fuerza y alegría. Aunque sabe mucho de los dramas de la vida evita hablar de ellos y siempre tiene una solución creativa y alegre para aliviar a su nieta.
¿Por qué elije Sevilla y esa época?
–Es interesante el ambiente de ese momento, porque el boom de la Expo dio una ilusión de prosperidad muy grande, pero a partir de mediados el 93 se notaba que se estaba desinflando esa burbuja. He querido reflejar el ambiente del verano que se vive aquí, que es muy concreto, que se hace tan largo y tan pesado. Además, ese año hubo una sequía muy grande y olas de calor que agravaron la situación. Era un ambiente propicio para ilustrar esa decadencia.
Primera novela, ¿por qué ese cambio?
–Mi primer libro era de textos sueltos, muy independientes, en el segundo ya me acerqué al género novelístico, tenía un hilo conductor que incluso hubo gente que lo identificó como novela. Ha caído por su propio peso. Estaba haciendo cosas experimentales y eso tiene un público más reducido, aunque me encanta experimentar. En definitiva, pienso que ya estaba preparada para entrar de lleno en la novela y 'Vozdevieja' es el resultado.
¿Cuál es su día a día como escritora?
–(Risas) Estoy el 98% del tiempo en pijama. Mi casa, mis gatos, el ordenador encendido. Escribo en el escritorio, en el sofá, en la cama… Si tengo que ir a tirar la basura o a la tiendecita de al lado no me visto, me pongo el abrigo encima y listo. (Risas). También trabajo como periodista, leo mucho, hago entrevistas y colaboraciones para diversas publicaciones.
¿Por qué una editorial catalana?
–Pues hago lo que me va saliendo. Los dos primeros los edité con Esto no es Berlín, que no es andaluza, y en este fueron los de Blackie Books, de Barcelona, los que me buscaron. Estaban interesados en saber si estaba escribiendo algo y apostaron por mi novela. Si te digo la verdad, ni siquiera sé de dónde son todas las editoriales que conozco.
Háblenos del diseño de la portada
–Se me ocurrió inmediatamente. Me llamo el editor para decirme que fuera pensando en la portada. Todo el que me conoce sabe que me implico a tope en los proyectos, si no me llaman para proponerme ideas llamo yo y las doy. Lo primero que le dije es que quería que un estampado de un vestido mío de esa época, hecho por mi abuela, fuera el diseño de la portada. Les encantó la idea. Cuando veo el resultado final, me hace ilusión.