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El asesino confeso del crimen de Laura Luelmo vivió en Jerez en 2015

Revuelo en El Carmen, donde Bernardo Montoya se alojaba en un piso de la calle Mirabrás cuando salía de permiso penitenciario

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  • Una imagen del piso de la calle Mirabrás, en El Carmen, donde se quedaba. -
  • En su foto de perfil posa delante del muro del CEIP Alfonso X El Sabio
  • Hay vecinos que lo recuerdan vendiendo zapatillas y con una furgoneta
  • Otros prefieren pasar página y no hablar de esta “maldita” coincidencia

“La gente esta mañana no paraba de comentarlo. Imagínate, está alucinando, y pensar que hemos tenido un asesino aquí viviendo”. Son palabras de un vecino de la barriada de El Carmen que prefiere no desvelar su identidad, al igual que otros con los que este miércoles pudo hablar Viva Jerez. Se refiere a Bernardo Montoya, el asesino  confeso del crimen de Laura Luelmo en El Campillo, en Huelva, el suceso que ha conmocionado a todo el país. Este periódico pudo recabar ayer testimonios de algunos residentes de este barrio que conocían “de vista” al detenido,  al que situaban en la calle Mirabrás, en los pisos que se conocen como ‘Los Montepíos’, donde pasó algunas temporadas cuando salía de permiso del centro penitenciario de El Puerto.

Fue en estas dependencias donde cumplió condena por un delito de asesinato en el año 95 durante casi 20 años por apuñalar a una anciana en Huelva. No es su única condena firme, también le constan otras por robo con violencia. Otra vecina, aseguraba recordar “pertectamente” la furgoneta” en la que este individuo se movía y aparcaba en el barrio para moverse “vendiendo zapatillas”, mientras en un bar de La Serrana al ver el rostro de este sujeto difundido en todos los medios de televisión nacionales reparaban en que en su negocio, que no anda muy lejos del piso donde vivía, le habían servido.

Precisamente, la imagen que ha trascendido más nítida del acusado es la del perfil del Facebook, un selfie suyo, justamente delante del muro del CEIP Alfonso X El Sabio, lo cual ha corrido como la pólvora por las redes sociales, donde la gran mayoría se avergüenza de que esta ciudad guarde cualquier vinculación con esta persona, por mínima que sea. Eso sí, aunque los residentes consultados señalan al mismo bloque, el de la calle Mirabrás, donde no terminan de ponerse de acuerdo es en las condiciones en las que se alojaba en las temporadas que pasaba en Jerez, entre 2015 y 2016, cuando salía de permiso penitenciario. Algunos apuntan a que cuando venía a la ciudad, donde “tenía una amiga”, se quedaba un inmueble de este edificio de okupa, donde precisamente la noche del martes tuvieron que acudir los bomberos y la policía alertados por el fuerte olor a putrefacción que había en su interior, que finalmente se correspondía con restos de comida en mal estado de hace mucho tiempo, mientras otros aseguran que tenía un contrato de alquiler y que pasó un año y dos meses viviendo en este piso.

Enfadados

En el otro extremo están los que no quieren ni oír hablar del tema y menos que se les relacione con ellos o con algún establecimiento del barrio. “Eso no es vivir aquí en El Carmen. No digáis que ha vivido aquí porque, vale, se quedaría en esa casa, pero venía de vez en cuando, no se puede decir que vivía aquí”, señalan indignados. Otros aseguran no haber visto en su vida a este sujeto “porque llevo toda la vida aquí y desde mi piso se ve el bloque pero estoy todo el día trabajando”. Ahora lo que todos quieren es olvidarse de esta “maldita” coincidencia cuanto antes. 

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