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La Bahía y el empleo

Mientras que este debate tenga lugar o no, tendremos que seguir escuchando a muchos graciosos presumiendo de que no pegan ni golpe...

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  • El desahogo de Cádiz.

Hace algunos días me encontré con un conocido que había trabajado en Cádiz durante los años en los que los socialistas acaparaban buena parte de los votos, él en aquel período había sido observador y protagonista en primera línea de la vida laboral en Cádiz capital, de algún convenio colectivo y de las costumbres, los modos y las maneras de los trabajadores de la Bahía. Le pregunté sobre sus recuerdos de aquel periodo de trabajo en Cádiz y en particular sobre el absentismo en las empresas de la zona. Mi pregunta intentaba iniciar una conversación sobre las razones que frenan e impiden el desarrollo económico de la Bahía, pero inmediatamente me di cuenta de que el tema excitaba sobremanera a mi interlocutor, él sobre la marcha y con tono airado me contestó: “A bueno has ido a hacerle la pregunta, nada más escucharte se me revuelven las tripas”. Después de este comentario él me explicó con detalles y de forma rotunda su visión de las relaciones laborales en las empresas públicas de la Bahía de Cádiz. Resumiendo, venía a decir que existía un alto grado de absentismo y falta de implicación colectiva de los trabajadores en mejorar la rentabilidad y el futuro de sus empresas para poder a continuación consolidar y avanzar en mejoras laborales.

Le trasladé el mismo tema a un buen amigo que fue, hasta hace poco tiempo, dirigente de Comisiones Obreras en Andalucía y que en más de una ocasión le tocó dirigir las estrategias y negociaciones de convenios colectivos de empresas públicas de la Bahía de Cádiz. Él me confirmaba todo lo anterior y me explicó como todo esto supone un lastre para la implantación de la inversión extranjera en la zona. Cuando una multinacional busca implantarse en España lo primero que hace es encargar a una consultora tipo Price-Waterhouse, Deloitte, etc., un estudio para elegir la mejor localización en el territorio nacional, en estos estudios se analizan múltiples variables tales como: puertos cercanos, vías de comunicación terrestre, cercanía de aeropuertos, suelo industrial, infraestructura eléctrica, formación de los trabajadores en la zona, absentismo, etc., etc., y en estos estudios la Bahía de Cádiz es descartada en la primera valoración general y justamente por estos motivos: alto absentismo y falta de implicación colectiva de los trabajadores.

Observo desde hace años lo que ocurre laboralmente en la Ford de Almussafes (Valencia), cuando la multinacional está estudiando donde fabricar un nuevo modelo de coche, los trabajadores de la planta representados por sus sindicatos hacen una propuesta fijando aspectos de: productividad, eficiencia, compromiso colectivo, etc., fijando los costos laborales de fabricación del nuevo modelo. Como compensación ellos establecen también la parte de la tarta que va para los trabajadores según cumplimiento de los objetivos. La Ford desde hace años sigue apostando por su planta de Valencia y esto trae consigo a su vez la mejora de muchas empresas de la zona: fabricantes de componentes, nuevas inversiones, más trabajo para transportistas, empresas de mantenimiento industrial, sector terciario, etc. Los sindicatos son conscientes de que ya no tienen delante a un patrón con bigote al que hacen responsable de todos sus males, esto ha cambiado radicalmente, ahora nos manejamos en una economía global donde buena parte del capital de esas grandes empresas se adquiere en bolsa y los propietarios son fondos de inversión y grandes corporaciones bancarias, etc., que no tienen cara ni bigote.

Con los años la presencia de empresas mayoritariamente dependientes del Estado implantadas en la Bahía de Cádiz (Cádiz, San Fernando y Puerto Real), desde lo que fueron en las décadas de los años 60 y 70 hasta estos momentos, ha ido perdiendo fuelle: San Carlos, Astilleros Españoles, Bazán, Delphi, Tabacalera y el Ejercito (la Marina en primer lugar), mientras tanto la empresa privada se implanta muy poco en la zona y convivimos con unos índices de desempleo que siguen ahí, anclados en el último puesto de la tabla. Esto es un drama y debemos analizar y conocer las razones de lo que en materia de empleo está ocurriendo.

Cuando cerró Delphi escuchamos en aquel momento a los trabajadores y su desamparo, pero nunca llegamos a oír el relato completo de la empresa, perdían dinero, mucho dinero, y esa fue la razón única que dieron para el cierre de la planta. Quizás fueron muy educados y no quisieron molestar a nadie con más razones ni comentarios.

Mientras tanto en Cádiz, mucha gente sigue viviendo como si los 12 meses del año fuera Carnaval, todo lo que es serio y preocupante se convierte inmediatamente en motivo de risa. Así no se puede avanzar. No hay político que se atreva a poner encima de la mesa las verdades, las razones de lo que viene históricamente ocurriendo, quizás no lo hacen porque sería  criticarnos a nosotros mismos, no se atreven a hacer propuestas con valentía, creativas, que impliquen colectivamente a la población en su cambio de mentalidad, y es que el empleo o se crea desde dentro o no se crea, que dejemos de esperar al Estado que eso ya sabemos a dónde nos lleva. Para todo esto hace falta movilizar a la población y empezar a poner en marcha proyectos que gota a gota consigan mejorar las condiciones de vida de las gentes de la Bahía.

Mientras que este debate tenga lugar o no, tendremos que seguir escuchando a muchos graciosos presumiendo de que no pegan ni golpe, haciendo chistes sobre su condición de desempleados. Por todas estas razones cuando veo por televisión las representaciones en el Falla en época de Carnaval, al escuchar esas comparsas que exaltan épicamente los sentimientos gaditanos y cantan con voces en falsete: ¡Ay¡, ¡Ay mi Cádiz! ¡Qué bonito es mi Cádiz! No lo aguanto, me molesta y apago el televisor.

 

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