El festejo de la Feria de La Línea resultó entretenido e interesante, rayando a un gran nivel, por la disposición y entrega de la terna. El matador linense Curro Duarte, organizador del espectáculo, consiguió un cartel muy digno. El esfuerzo merece recompensa. Un nuevo matador viene a engrosar la honrosa nómina de matadores de La Linea de la Concepción, de los que no podemos olvidar a Carlos Corbacho que estuvo presente y que mereció un brindis, Miguel Campos, Aurelio Núñez, Pepe Luis Segura, Juan Carlos Landrover, Santiago Manciño ….
Saltó a la arena un primer toro de excelente trapío, estrecho de sienes y bien armado para el toricantano Miguel Ángel Pacheco, que lo recibió de hinojos por verónica, llevándolo al caballo por chicuelinas. Tras un buen puyazo y un eficaz tercio de banderillas, Ferrera le cedió los trastos al nuevo matador. Largo parlamento. Pronto Pacheco aprovechó la embestida noble y repetidora de Lenguadulce que así se llamaba, marcado con el nº 53. Capaz, seguro, solvente y serio, hilvanó tandas sobre ambos pitones. El paisanaje aplaudió la primera lección de torería y pundonor del nuevo doctor en tauromaquia. La estocada suficiente y las dos primeras orejas de la tarde, cortadas de verdad.
Con el último volvió a estar con ganas y dispuesto. Brindó a su padre y a su mentor el maestro Juan Carlos Landrover. No le ayudó el toro. No pasaba. Tenía en momentos media arrancada. Pacheco se la jugó, en un arrimón angustioso. De rodillas a dos dedos de los pitones Si el toro no embestía lo hacia él. Lástima que pinchó varias veces y la oreja se esfumó, pero las ganas y el corazón, con un valor sin límite, ha servido para dejar una página gloriosa en la historia del centenario coso.
El debut en esta plaza de Antonio Ferrera ha sido un éxito. Se nos ha mostrado un torero con una cabeza `privilegiada, un poso, sitio y una tauromaquia muy personal. Las dos faenas bien diferenciadas dice mucho de lidiador majestuoso, por su sometimiento, temple, profundidad y valor. Cambio tras un puyazo y dos pares de banderillas a su primero. A partir de ese momento comenzó una lidia para la memoria. Aprovechó la calidad de su primero, humillador, noble y repetidor. Se dobló con enjundia, para seguir con derechazos largos, profundos, templados, llevando la embestida hasta el final. Los cambios de mano, molinetes, los cites de frente, precedieron a una estocada suficiente. Hubo unanimidad en los tendidos en la concesión de las dos orejas
Su segundo se lo brindó a Salvador Vega. Levantó tablas de burladeros. Algo violento, punteaba los engaños, echando la cara arriba. Ferrera se la jugó la cornada en una admirable labor lidiadora consiguiendo sacarle lo que no tenía. El animal tenía media arrancada. Un trasteo de poder y sometimiento que no tuvo refrendo con la espada. ¡Qué lástima!
Al Fandi no se le puede pedir más. Lo da todo. Torea con el capote, abriendo el compás, chicuelinas y tafalleras, recreándose en la suerte y largas cambiadas muy ceñidas. Tomó las banderillas y formó un lío. Colocó banderillas de poder a poder y al violín, con el tendido a su favor, por su entrega y preparación. Con la muleta tiró de oficio, como lo demostró en su primero, al que le faltó fuerzas.
El que hacía quinto fue un toro bravo, encastado, que hizo una brava pelea en varas. Fandi buscó el triunfo .Estuvo asentado firmando una actuación con buenos pasajes con la muleta, logrando tandas de buen aire por los dos pitones. Mató de estocada perfecta, cuando el alumbrado de la plaza consumía watios. El respetable estaba caliente por la buena tarde vivida.
Ficha del festejo
Ganadería de Lagunajanda de buen juego el primero, segundo y quinto, bravos y nobles aplaudidos en el arrastre. Los restantes, bajo de casta
Antonio Ferrera dos orejas y ovación tras aviso.
David Fandila El Fandi oreja y dos orejas
Miguel Angel Pacheco que tomaba la alternativa dos orejas y ovación.
Entrada: más de media plaza con más público en sombra.