Sotomayor recibió 68 votos a favor y 31 en contra, estos últimos de la oposición republicana que, a lo largo del debate de confirmación, reiteró sus dudas sobre la independencia jurídica de la juez, de origen puertorriqueño.
La amplia mayoría de los demócratas en la Cámara Alta, donde cuentan con 60 de los 100 votos, condujo a muchos expertos y a gran parte del pleno a considerar la votación como un mero trámite desde que el Comité Judicial del Senado recomendara a Sotomayor la semana pasada.
En efecto, Sotomayor, nombrada para el cargo en mayo por el presidente Barack Obama, obtuvo el apoyo unánime de los demócratas, mientras que sólo 9 republicanos votaron a su favor.
Desde su nombramiento, y a lo largo de las audiencias de confirmación, la minoría republicana ha basado su discurso en el temor de que Sotomayor haga “activismo político” desde el estrado.
La magistrada, que se crió en un barrio pobre de Nueva York pero se educó en las prestigiosas universidades de Princeton y Yale, jurará el cargo en una sesión especial que el Tribunal Supremo tiene programada para el mes próximo.
Triunfo hispano
La confirmación de Sotomayor es una victoria política para el presidente Barack Obama pero, sobre todo, lo es para la comunidad hispana del país.
“Es algo enorme para la comunidad hispana, porque la jueza Sotomayor servirá de ejemplo y de prueba de que los hispanos pueden tener éxito en nuestra sociedad. Su etnia, más que su género, ha dominado en el radar político”, dijo a Efe Karen O’Connor, profesora de Ciencias Políticas de American University.
“También es una victoria para el presidente Obama, que ganó en parte por el voto hispano. Yo diría que es un premio de consolación porque su Gobierno no ha tenido muchos logros en el Congreso”, observó la abogada.