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De San Alberto a Gandhi

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El “muero debido a la ayuda de demasiados médicos” que dijera en su agonía San Alberto Magno es una antología de buen humor negro del que sabe morir con una sonrisa y sabe, además que “un médico cura, dos dudan y tres muerte segura”. El día 15 de noviembre le dejaron morir. En 1280.

A pesar de ello vivió casi ochenta años que se pasó escribiendo sobre todos los saberes de la época, entre ellos Medicina, Fisiología, Nutrición. De su tratado de las plantas arroja San Alberto el siguiente principio: “Experimentum solum certificat in talibus” (El experimento es la única guía segura en tales investigaciones). Es el mismo principio que hace de la Homeopatía una ciencia basada en la experimentación. Declara: “Al estudiar la naturaleza, no investigamos cómo el Creador puede usar a sus criaturas para realizar milagros y de este modo mostrar su poder: sino, debemos preguntarnos qué es lo que la Naturaleza con sus causas inmanentes puede naturalmente realizar”. Junto a Roger Bacón (dos clarividentes del siglo XIII), San Alberto probó que la Iglesia no se opone al estudio de la naturaleza y que la ciencia y la fe pueden ir de la mano. San Alberto es un observador mortificado, es un místico que descubre a Dios en el encanto de la creación.


Después de 15 años practicando la Homeopatía, que está basada en la experimentación pura sin prejuicios ni condicionantes, puedo deciros que es una ciencia válida para curar en el siglo XXI, a pesar de que muchos siguen diciendo “no vayas al homeópata”, haciendo una grave injusticia. Las numerosas personas que se han beneficiado de ella me hacen seguir preparándome y mejorando como persona y como médico. También ha habido fracasos. Hasta que uno no acomete los fracasos en la consulta y está dispuesto a retarlos, no mejora en la tarea de curar.

San Alberto fue un sabio de su época que procuró tanto la santidad como el saber científico. El prestigio de que gozó en la Universidad de Colonia despertó la enviada de los profesores laicos contra los dominicos. Nada nuevo bajo el sol. Luego me preguntas por qué tratan tan mal a los católicos en la actualidad. O a los homeópatas. Pregúntaselo a San Alberto. Te puedo contestar yo por él. Pero para terminar, de un santo a un yogui: “No te olvidamos Dr. Hahnemann, realmente la humanidad debiera decirte cuán eficaz es tu novedoso y refinado método de tratamiento, no violento y muy económico. Nuestro gobierno lo debe fomentar y patrocinar en nuestra nación. Yo me inclino ante su hercúlea, diestra y humanitaria labor. Su memoria nos reanima como a sus seguidores, pero los oponentes odian los principios y las prácticas de la Homeopatía, la cual cura realmente un porcentaje mayor de casos que cualquier método terapéutico y es, fuera de toda duda, la más saludable, económica y completa ciencia médica”. Mahatma Gandhi.

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