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Mejorando la vida de las personas y la vida del planeta

La Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera, ADIPA, recoge cada día diez toneladas de papel para reciclar/ Los trabajadores del centro se sienten útiles para la sociedad, y mejoran su situación gracias a esta ocupación

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  • En toda la planta trabajan unas 15 personas, entre personas que sufren algún tipo de discapacidad psíquica y ayudantes. -
Cada mañana se levantan, se visten, desayunan y se van al trabajo. Una jornada de ocho horas y vuelta a casa a descansar, como todo el mundo. Los empleados del centro ocupacional de la Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera, ADIPA, trabajan para ganar un salario, y además muchos de ellos lo hacen para mejorar el mundo, empleando su tiempo en una planta de reciclaje que cada día recoge entre nueve y diez toneladas de papel, que será reciclado para volver a utilizarse.

Cada jornada, los camiones de la asociación recogen de las calles de Antequera y comarca los residuos que son arrojados a los contenedores de papel, además de recibir envíos de medio centenar de empresas. La tarea de separación y envío para el reciclaje no es fácil, y en ella trabajan unas 15 personas.
Una vez descargado de los camiones el material que será tratado, lo primero que hay que hacer es separar el papel blanco del cartón, así como el papel de periódico y los residuos que no son reciclables. Para esta labor tan importante ADIPA cuenta con unos trabajadores de excepción, cuya discapacidad psíquica no les impide llevar a cabo un trabajo tan útil para la sociedad.

“Yo me encargo de separar el cartón. Me gusta mucho trabajar aquí y los jefes son muy buenos”, comentaba Asunción con las manos puestas en el papel, mientras no perdía ni un segundo de vista la cinta transportadora. Ningún cartón debe pasar de largo.

Unas siete personas van seleccionando los tipos de papel a reciclar y arrojándolos a los contenedores. Para ello se equipan bien con guantes y mascarillas, porque esta acción no siempre es tan sencilla como parece. “Aquí nos encontramos de todo. A veces la gente tira latas o vidrio a los contenedores de papel, y con éso los trabajadores se pueden cortar. Por eso están bien equipados, lo más importante para nosotros es su seguridad”, comenta el vicepresidente de la Asociación, Diego González, mientras entre los papeles los empleados sacaban trozos de plástico.

Al lado de los trabajadores, como siempre, los monitores y directores del centro, que cuidan cada detalle para que su jornada laboral sea lo más segura posible. “Lo más importante para una persona es sentirse útil. Cada mañana venir a trabajar y a final de mes recibir un salario o retribución les ayuda en muchos aspectos de su vida. Muchos de ellos no necesitan medicación para dormir, por ejemplo, gracias a las horas que dedican al trabajo en la planta”, aseguró González.

Una vez se han separado todos los tipos de papel y cartón, una máquina los prensa y los convierte en paquetes. Para el trabajo en esta máquina colaboran también personas ajenas al centro ocupacional, que ayudan a los trabajadores y les enseñan las tareas más difíciles, además de velar por su seguridad. Una vez que los residuos se han convertido en cubos prensados, son enviados a una empresa de Valladolid, que se encargara de convertirlos nuevamente en papel reutilizable. Un total de 40 paquete -o balas- se generan al día en ADIPA. En 2008, la cantidad de material enviado para ser reciclado ascendió a los dos millones de kilos de papel .
En definitiva, una doble labor social. Por un lado, la de ayudar a las personas con discapacidad psíquica, haciéndoles sentirse útiles y dándoles un trabajo con el que “crecer como personas”. Por otro, ayudar a la conservación del Medio Ambiente, permitiendo reciclar más de 170.000 kilos de papel al mes. ADIPA continúa así su labor, por la que se ha ganado, sobradamente, el premio a la calidad en la gestión.

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