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Arcos

Los blancos se pierden en su propio laberinto

Encajan otra goleada por 1-5 y la tercera derrota en su feudo. Rafael Escobar fue cesado tras caer ante el Espeleño por idéntico marcador

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  • Paradón de Diego a tiro de falta de Zúñiga con 0-1. -

ARCOS CF                        1
AT. SANLUQUEÑO          5

Arcos: Montiel, Gabi (Juanca, 54’), Manzano, Oca, Juan Gómez, Zúñiga, Melo (David Camps, 46’), Álvaro Garrido, Maqui, Alberto Legupín (Giráldez, 67’) y Antonio Sánchez.

Sanluqueño: Diego, Sergio Ceballos, Dani Jurado, Jose, Ezequiel, Reina, Rubén Cuesta (Parada, 81’), Chirri, Óscar Oliva, Heredia (Miki, 79’) y Pepelu (Borja, 66’).

Goles: 0-1 Rubén Cuesta (30’). 0-2 Heredia (34’). 0-3 Pepelu (47’). 0-4 Rubén Cuesta (75’). 1-4 Antonio Sánchez (83’). 1-5 Parada, de penalti (90+3).

Árbitro: Fernando Lafuente Sánchez (Sevilla). Amonestó a los locales Manzano y Álvaro Garrido y a los visitantes Rubén Cuesta, Jose, Pepelu y Chirri.

Incidencias: Décima jornada de Tercera División. Antonio Barbadillo. Unos 500 espectadores.

El Arcos volvió a hincar la rodilla en su feudo por cuarta vez en lo que se lleva de campeonato tras los batacazos ante el At. Espeleño –lo que provocó el cese del cordobés Rafael Escobar tras caer por el mismo tanteador (1-5) que ante el Sanluqueño-, el Gerena (1-2) y el Cádiz B (1-1), aunque en este último encuentro mereció algo más que las tablas. Los de blanco defraudaron de principio a fin y en ningún momento del partido se encontraron con el estilo de juego que les condujo a firmar hace pocos meses la mejor temporada de su historia: juego alegre y combinativo no exento de trabajo esforzado y aplicación defensiva. Los de Adolfo Muñoz, que han sufrido la salida de cuatro jugadores de su plantel en las últimas semanas sin que hayan llegado recambios para ocupar el vacío, entre ellos tres jugadores de corte defensivo, José Mari, Juanje y Cortijo, pusieron en liza muy pocos argumentos ante los sanluqueños para quedarse con los tres puntos, empeñándose en realizar un fútbol de pase largo y patada a seguir que ha oscurecido el buen trato del balón que le caracterizaba el año pasado. Los locales perdieron el norte con los dos primeros goles del Sanluqueño, el primero de ellos obra de Rubén Cuesta en un golpe franco perfecto de ejecución que sorprendió a Montiel por su derecha, y el segundo del exarcense Heredia, recogiendo un ‘pase de la muerte’ de Sergio Ceballos, que llegó hasta la línea de fondo sin oposición para poner en bandeja un balón de oro al jerezano, que solo tuvo que empujar la pelota al fondo de la portería, llegándose al descanso con 0-2.

Los de casa acusaron los dos golpes recibidos. Adolfo Muñoz dejó en el vestuario al pivote de creación Melo -el único que intentaba jugar el balón en corto y con apoyos y que últimamente parece haber caído en desgracia para algún sector de la afición, que no le perdona el más mínimo fallo-, y situó a Juanca pegado al costado derecho, bajó a Maqui al pivote para acompañar a Zúñiga y pasó a David Camps a la punta del ataque. Más tarde, dio entrada a Giráldez en la banda derecha y pasó a Álvaro Garrido a la izquierda. Por cierto, el bornense, poco dado a tareas defensivas, cometió dos faltas que precedieron a la consecución del primer y último tanto del Sanluqueño. Para hacérselo mirar. Los cambios tácticos no dieron resultado porque no se trataba de cambiar posiciones o jugadores sino de dar buen criterio al juego y de asumir responsabilidades con el balón y de tener seguridad y confianza en lo que se quería hacer pero el equipo, en los momentos actuales, no está sobrado ni de calma ni de tranquilidad y tiene demasiada prisa por meter el segundo antes que el primero. Para colmo, a los dos minutos de reanudada la segunda mitad, encajó el tercero en otro despiste defensivo que aprovechó Pepelu –que sonó la temporada anterior como fichaje para el Arcos- para batir a Montiel a puerta vacía. El Arcos seguía dando tumbos por el campo buscando un salvavidas al que agarrarse para no irse a pique, pero no le salía nada de lo que intentaba, que tampoco era mucho, solo balones al área y pelotazos buscando la prolongación de cabeza de Antonio Sánchez o alguna segunda jugada que aportara alguna opción de peligro. Pero todo se fue al garete con el cuarto tanto visitante, conseguido nuevamente por Rubén Cuesta de tiro libre, ahora por el lado izquierdo de la meta de Montiel. Ni siquiera a balón parado igualó el Arcos los méritos de su rival, alternándose en los lanzamientos Zúñiga y Juan Gómez aunque sin fortuna.

La casta y el amor propio no hay que negárselos al Arcos, que dio todo lo que podía ofrecer en cuanto a voluntad y ganas, pero la desorientación fue generalizada.  Falta un patrón de juego y tranquilidad para llevarlo a la práctica. A los jugadores les está pudiendo la presión de sacar los partidos adelante en su estadio y ante su afición, que se marchó de las gradas en buen número antes de que acabase la contienda, pero cada palo tiene que aguantar su vela con firmeza y convicción y hay que ponerse el mono de trabajo cuando hace falta. Estar a las duras y a las maduras sabiendo sufrir con humildad cuando vengan mal dadas, como ahora. Antonio Sánchez marcó el gol de la vergüenza en el minuto 83, pero antes del final Juanca salvó el quinto en el minuto 91 y Parada –otro exarcense- aumentó el dolor y el marcador en el minuto 94 batiendo desde los 11 metros a Montiel en un penalti cometido por Álvaro Garrido. Demasiado castigo para el Arcos y excesivo premio para los de Rafa Carrillo.

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