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San Fernando

¿Murió Jesucristo en la cruz o llegó al sepulcro en estado de coma?

El doctor en Medicina y Cirugía, José Chamorro López, afirma que sí en contra de quienes mantienen que pudo ser reanimado en el sepulcro.

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El gran ‘problema’ de Jesucristo es que sólo existe una única fuente sobre lo que se supone que fue su vida y su obra. Y que esa fuente, la escrita en los libros, está más basada en la lírica que en la épica. Esto es, los Evangelios hablan más de los dichos de Jesucristo que de sus obras o al menos las obras, la información sobre su existencia, sólo se deja entrever en sus palabras y en escasos datos sujetos, por escasos y difusos, a interpretaciones distintas.

Desde si realmente existió o si existió como lo que ha trascendido son cuestiones que se discuten desde el punto de vista de la investigación.  Obviamente, queda a un lado la creencia religiosa que no está en entredicho en ningún estudio o investigación, precisamente por la imposibilidad de llegar a conclusiones determinantes que impidan abordar lo contrario a lo que se diga en cada momento.

Cómo murió Jesucristo puede recrearse en cualquier estudio médico partiendo de lo escrito en los Evangelios por una mera cuestión de efecto y causa. Y por qué murió, cuál fue el motivo de su muerte, también admite hipótesis, tantas más cuanto más desconocimiento existe sobre lo que ocurrió desde el huerto de Getsemaní hasta el Calvario.

Esto es y por cierto lo más repetido por los estudiosos. Cristo murió por asfixia. Y por las consecuencias de la asfixia. Que pueden ser varias.

El problema surge cuando a tenor de algunos estudios realizados se afirma que Cristo no murió en la cruz sino que fue bajado de ella en estado de coma debido a las prisas por la entrada de la Pascua y que una vez en el sepulcro se recuperó. O sea, que realmente no hubo resurrección, sino “resucitación”.

Son muchos los que sostienen esa tesis y uno de ellos estuvo en San Fernando ofreciendo una conferencia sobre Francisco de Miranda en el ciclo organizado por la Real Academia de San Romualdo. Se trata de José Antonio Lorente Acosta, Catedrático de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada y el jefe del equipo que lleva a cabo la investigación sobre los restos de Cristóbal Colón.

La Sábana Santa
Los estudios de Lorente se basan en la Sábana Santa, como otros muchos del mismo tenor y sostienen que por la forma en que estaba el cuerpo y las manchas que aparecen, no se trataba de un hombre muerto sino en coma.

Y se alude, tanto en esta versión de la historia como en otras a otros datos aportados por los Evangelios, como el hecho de que José de Arimatea hubiera preparado en el sepulcro diferentes productos naturales que pueden servir de antisépticos. O sea, que estuvieran preparados para curar a un herido más que para amortajar a un cadáver.

Hay que explicar, una vez llegado a este momento del relato, que José Antonio Lorente Acosta no ha ofrecido una conferencia en estos días sobre el particular.

Quien sí lo hizo y en el marco de las actividades de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, fue José Chamorro López, doctor en Medicina y Cirugía, quien presentó la tesis contraria, la de que Jesucristo murió en la cruz, sus causas posibles –tanto por los datos que existen como por otros que se extraen como posibles en las circunstancias que cuentan los Evangelios- y por qué era imposible que llegara en estado de coma al sepulcro.

No entró el doctor Chamorro en los dogmas cristianos como el de la resurrección en lo que se refiere a su exposición estrictamente médica.   Esa parte la dejó para ese otro apartado que es la fe y con la que él se identificó.

Pero aportó un dato detrás de otro para –más que desmontar otros estudios- apuntalar el propio sin dejar ningún resquicio a otra interpretación. O al menos esto intentó porque cualquier científico puede intentar a partir de ahora aportar pruebas distintas con resultado distinto.

Las primeras dudas
¿Por qué está tan seguro el doctor Chamorro de que Cristo murió en la cruz? La conferencia de Chamorro comenzó refiriéndose a la Sábana Santa y a sus muchas dudas sobre su autenticidad, por lo que en principio desechó que de una situación inestable pudiera partir cualquier juicio que pusiera en duda el principal dogma de la Cristiandad: la Resurrección de Cristo. Es pues necesario estudiar lo que pudo hacer sucedido desde hechos concretos contados y desde hechos concretos posibles.

Hay que tener en cuenta que los Evangelios están escritos en consonancia con las profecías de la Biblia sobre la venida del Mesías y no es de extrañar que se adaptaran en su narración hechos reales a los predichos por los profetas. Por ejemplo, que no le rompieran ningún hueso, dato éste muy importante en la exposición de Chamorro.

Lo primero es que la crucifixión de Jesucristo no es comparable a las crucifixiones habituales y prueba de ello es que los crucificados duraban a veces días sobre la cruz. En el caso de Jesucristo, en la Sábana Santa se refleja ya un golpe en la nariz que le rompe el tabique nasal y que le tuvo que causar una hemorragia con una considerable pérdida de sangre.

Jesucristo recibió cuarenta latigazos que le desgarraron la carne y terminó cayendo exhausto sobre un charco de su propia sangre. Y además –sin olvidar que en situación tan penosa había sido llevado de un palacio a otro y al Sanedrín- sufrió tres caídas desde la fortaleza Antonia al Calvario.

La cruz romana, aunque existía de varias clases, tenía aproximadamente un peso de 147 kilos, de los que casi una tercera parte correspondía al patíbullum, el travesaño que portaba el reo hasta llegar al lugar de la crucifixión. Este travesaño iba apoyado sobre la nuca del reo y a la vez para que no se cayera, sobre los antebrazos, de forma que ante una caída frontal, lo que daba en el suelo eran el rostro y el tórax.

La sangre de las heridas por la corona de espinas, un casco de espinas, más exactamente, se mezclaba con la producida por las heridas de la caída y ésta con la tierra, de forma que cuando fueron a llevar a la María a ver a su hijo “tuvo que preguntar quién de los tres reos era porque no podía reconocerlo”, dijo Chamorro.

¿Llegó Cristo al Calvario sin daños en el tórax, después de tres caídas que obligaron a buscarle ayuda ante la posibilidad de que ni siquiera llegara vivo al lugar de la crucifixión? Es otro dato más que manejó el doctor Chamorro en su exposición.

¿Cómo fue crucificado Cristo? Chamorro se inclina porque lo clavaron en la cruz por la zona cúbito radial, por encima de la muñeca. Eso supuso una enorme rotura de tejidos, músculos y nervios y un dolor que debió hacer estallar el cerebro de Jesús. Otro detalle, el dolor continuado, que se tiene que tener en cuenta.

En la parte de los pies, José Chamorro defiende que si en los Evangelios dice que no se quebró ningún hueso, no es posible que hubieran clavado un pie sobre otro sino a ambos lados del madero, entre la tibia, el peroné y el tendón de aquiles. Y a partir de ahí, Jesús y los demás crucificados, ya tenían los puntos de apoyo para poder respirar y mantenerse vivos.

“Ya está Jesús en la cruz. ¿Por qué murió? Se ha dicho y se sigue diciendo que por insuficiencia respiratoria. Y puede ser”. Chamorro se refirió al enorme esfuerzo que tenían que hacer los crucificados para respirar, apoyados en los clavos de los pies y de las manos.

Consecuencias
“Como consecuencia de ello, la respiración se hace cada vez más difícil y aparece lo que se llama la hipoxemia, la falta de oxígeno; que lleva a otra cosa, la hipercadnia, el aumento de anhídrido carbónico; y que lleva a otra cosa, a la narcosis; y que lleva a otra cosa, al coma”.

Para Chamorro, la hipercadnia de Jesús fue una hipercadnia aguda que se produce por muchas cosas y en el caso de Cristo se daban todas. Por asfixia, por sofocación, por insuficiencia respiratoria, por exceso de espacio muerto…

“Se dice que por exceso de espacio muerto porque era muy difícil llevar hacia arriba el diafragma (para respirar en la cruz), pero hay dos cosas que no se han citado y que podrían estar. Una, que hubiera habido un traumatismo toráxico  importante con rotura de costilla cuando este hombre tiene tres caídas. Y otra que podría darse es que hubiera un derrame pleural. Son dos cosas que hay que tener en cuenta porque entonces todavía era menos el espacio para respirar y mayor la hipercadnia”.

Cuando llega esta hipercadnia a provocar narcosis en un individuo, se puede llegar al coma que puede ser superficial o profundo. “Y esto es importante”.  Todo esto afecta al cerebro, donde produce vasodilatación, que a su vez lleva al edema, el edema a la hipertensión intercraneal  “que es algo enormemente grave. La muerte es fácil, por lo tanto”.

Argumentos
Ahí es cuando Chamorro nombró el estudio de José Antonio Lorente Acosta y donde comienza a separarse de la teoría de un coma superficial del que se hubiera recuperado en el sepulcro.

Recordó que Jesucristo habló cuando estaba en la cruz, lo que indica que en cierto momento tuvo fuerzas suficientes para coger aire y hacer que las cuerdas vocales funcionaran, con lo que su estado fue empeorando poco a poco. Ante las circunstancias de Jesús se producen diferentes estados.

El primero de somnolencia, en el que la persona puede reaccionar a órdenes suaves, las cumple y vuelve a su estado; un segundo estado que es el estupor, en el que no responde normalmente y hay que despertarlo con estímulos verbales o dolorosos muy fuertes.

Si el proceso sigue adelante, se pasa al coma superficial “y en el coma superficial ya no se responde al estímulo normal. Pero si le hacemos un estímulo doloroso fuerte y persistente, hay movimiento. En el coma profundo, ya no hay movimiento. Y del coma profundo se pasa a la muerta con una facilidad enorme; más sin tratamiento y más en aquella época. No se puede decir que una persona se iba a recuperar de un coma profundo ahí por las buenas”.

Antesala de la muerte
Ahí entra otra cuestión cuando se habla de la insuficiencia respiratoria, que produce taquicardia, que puede dar lugar a la aparición de arritmia, puede haber arritmias extrasistólicas ventriculares que son antesala, muchas veces, de la muerte. 

“Pero es más. Como consecuencia de todo ello, se produce una alteración de la coagulación que se pone por los suelos. ¿Qué es lo que ocurre? Que a nivel de corazón y en la válvula mitral se producen vegetaciones que no son otra cosa que una serie de plaquetas allí depositadas que al estar en la válvula aórtica salen por el ventrículo izquierdo, van a la aorta, a las arterias coronarias en forma de trombo.  ¿Qué es lo que ocurre? Infarto. Un infarto que termina en rotura cardíaca. Eso pudo ser. Y hoy la mayor parte de la gente cree que Jesús tuvo infarto y que una arritmia grave fue la culpable de la muerte”.

“Pero todo esto no lo explica todo”, dice Chamorro sobre la teoría de Lorente Acosta. La explicación de que a Cristo lo bajaron vivo y cuando lo pusieron en horizontal hubo redistribución de la sangre y empezó a recuperarse, sigue sin cuadrar. “Se basa en la Sábana Santa. Cuidado con lo que dije al principio. Algo como es la resurrección de Cristo que es el símbolo de toda la Cristiandad no puede basarse en una cosa no demostrada”.

Coagulación
¿En qué se apoya Lorente para decir que no estaba muerto? En los cadáveres, una hora después de muerto ya no hay coagulación. Cuando se ponen boca arriba toda la sangre se va para abajo y forman lo que se llaman livideces cadavéricas. Si cuando llegó el cuerpo de Jesús al sepulcro hubiera estado muerto, y desde que lo bajaron de la cruz, José de Arimatea llegó con el permiso de Pilatos para llevarse el cadáver… había pasado un tiempo prudencial, al no haber coagulación y limpiarle las muchas heridas, la sangre se hubiera desparramado por la sábana. Y en la Sábana Santa aparece muy definido y sin esas manchas. Luego Cristo llegó vivo al sepulcro. Seguía habiendo coagulación.

¿Cómo trata de contrarrestar Chamorro estos argumentos? Para empezar, resulta extraño que no hiciera ningún movimiento en el trasiego de la bajada de la cruz el traslado al sepulcro y amortajarlo. Algún dedo que se moviera, algo...

Chamorro se remite a la lanzada y al estado de coma profundo del que habló antes. Nadie dice en ningún sitio, en ningún escrito de ningún evangelio, que Jesucristo reacciona ante la lanzada, hiciera algún movimiento como lo hubiera hecho si sólo estaba en un estado de coma superficial. 

“Eso no lo ha citado nadie. No está en ningún sitio recogido. Y doy mi palabra de honor que eso lo pensé yo sin haberlo leído antes. Eso lo hubiera visto alguien porque la lanzada entró, rompió pleura, rompió pericardio y rompió aurícula y ventrículo derecho. Y si tanto nos fijamos en la Sábana Santa, hay un orificio por el costado y hay un orificio de salida por la espalda. La lanzada fue en el costado, sí, porque Juan cita la palabra pleura y la palabra pleura quiere decir lateral y costilla. ¿Fue en el derecho o en el izquierdo? Algunos apócrifos dicen que fue en el derecho. Luego ya tenemos todo lo que causó el problema”.

Chamorro terminó diciendo que Jesús “nos dejó una historia clínica con dos palabras. Tengo sed. Se olvidó de todo, de que iba a morir y sólo quería agua. Era la causa de la deshidratación tan fuerte que sufría. Y eso nos indica que no sólo fue una parada cardiorrespiratoria; había una insuficiencia renal aguda, que junto con la coagulopatía, junto con la asfixia, junto con el shock hipoxémico, el shock traumático, llevaron a la rotura cardíaca y a la muerte en la cruz”.

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