El Cádiz dominó el partido en Miranda de Ebro hasta que los locales empezaron a jugar con doce y los amarillos con diez. El árbitro metió a los rojos en el partido y estos se lo agradecieron con una remontada injusta para sus pocos méritos y mucha ayuda recibida. "¿Pur qué?, ¿será Guardiola?, ¿será la publicidad de Unicef?, ¿pur qué?, ¿pur qué?"... algo así habría dicho Mourinho si hubiera sufrido al colegiado Ais Reig, pero al Cádiz no le queda otra que esperar no volver a cruzarse con una actuación arbitral así.
Ambos equipos llegaban tras empatar en sus dos primeros encuentros ligueros, pero dispuestos a inaugurar su casillero de victorias. Por parte cadista, Álvaro Cervera propuso algunos cambios. Contó con Servando, recuperado de sus molestias, y un paso por delante de Sankaré en cuanto a forma física. El resto del equipo repitió los nombres de las primeras jornadas, pero con sorpresa en la mediapunta, ya que debutaba Gorka Santamaría y Abel Gómez se quedaba en casa. Después de dos partidos como enganche, Abel se veía esta vez superado por el joven delantero vasco, que concedía un carácter mucho más ofensivo al equipo gaditano. Eso sí, no iba a tener su mejor partido precisamente, ya que solo estaría en el campo 35 minutos antes de ser expulsado por dos absurdas e injustas tarjetas amarillas: la primera por beber agua y la segunda por tropezarse y en su caída molestar el avance de un contrario.
Por tercera semana consecutiva, el equipo gaditano se adelantó en el marcador. Y de nuevo por medio de Ortuño, que esta vez se lanzó con todo por delante para remachar un mal toque del central local desviado por su portero. Era el primer ataque del Cádiz y el centro desde la izquierda de Álvaro había hecho estragos para alegría amarilla.
El siguiente en atreverse fue Mantecón, pero su intento desde fuera del área se marchó fuera por poco. El partido era amarillo gracias al buen planteamiento y el acierto en ataque, que aumentó la cuenta con un 0-2 para enmarcar. Ortuño recibió el balón de espaldas a la portería,
controló y abrió el juego a la banda derecha, en la que apareció Salvi con un disparo imparable que hizo a sus compañeros llevarse las manos a la cabeza.
Todo estaba de cara, pero a partir de ahí el Mirandés iba a jugar con doce y el Cádiz con diez. La actuación del colegiado, esperpéntica por no decir premeditada, consiguió dar la vuelta a un partido que pasó del amarillo al rojo por arte de "magia". Su primera decisión importante, cargarse a Santamaría en el minuto 35 por, seguramente, las dos tarjetas más absurdas que ha mostrado un colegiado.
Con uno menos y casi una hora por delante, al Cádiz CF se le complicaba mucho la situación pese al marcador favorable. Se había pasado de la noche al día y a Álvaro García se le mojó la pólvora. El extremo envió fuera un disparo que parecía más fácil mandar dentro.
¿Y quién volvió a aparecer? Pues sí, el árbitro, que en lugar de impartir justicia repartió injusticia y ofreció una colección de despropósitos que no debería permitirse en el fútbol profesional. Esta vez el Mirandés se encontró con un penalti a favor que quizás en baloncesto fuese falta, pero según As Reig el "agarrón" de Garrido mereció amonestación y pena máxima.
Con el 2-1, los locales se fueron arriba y el golpe moral al Cádiz fue demasiado grande. Casi toda la segunda mitad estaba por disputarse y parecía claro que como mínimo llegaría el empate. Dicho y hecho. Mikel Mesa batió a Cifuentes para subir las tablas al marcador. Y no quedaría ahí la cosa.
Por parte cadista ya tenía amarilla hasta Güiza, que no estaba en el terreno de juego, pero el doble rasero a la hora de medir el comportamiento de uno y otro equipo era evidente.
#RoboAlCádiz era ya Trending Topic en Twitter cuando Guarrotxena aprovechó un error defensivo para hacer el tercer tanto local. Un error que, conviene recordar, cometía un equipo en inferioridad numérica y fuera del partido mentalmente ante el esperpéntico arbitraje.
Para entonces, Cervera había retirado a sus dos extremos para dar entrada a Sankaré y a Abdullah. Este doble cambio tenía la idea clara de aguantar el empate a toda costa, pero no iba a salir bien. En anécdota quedará que la primera jugada de Sankaré como cadista terminó despejando el balón en la frontal del área, pero con el árbitro pitando falta, otra más.
Las ocasiones siguieron llegando para los locales, que, lejos de apelar al juego limpio, intentaban sacar provecho de lo que era evidente, un arbitraje partidista. Así, no contentos con jugar contra un equipo de diez y cargado de tarjetas, pedían otra cada vez que sentían de cerca el aliento de un cadista. Y el árbitro, como si fuera el cuarto rey mago, alguna más concedió.
Sin más historia, el del silbato decidió añadir tres minutos en una segunda parte con seis cambios y alguna que otra lesión. Tres puntos que se le van al Cádiz, que era dueño y señor del partido hasta que le dejaron.
- Ficha Técnica -
- CD Mirandés: Sergio Pérez, Kijera, Fran Cruz, Guarrotxena, Pedro, Maikel, Carlos, Eguaras, Fofo, Néstor (Bustos, min. 46) y Javi Hervás (Sangalli, min. 46).
- Cádiz CF: Cifuentes, Juanjo, Aridane, Servando, Brian Oliván, Mantecón (Rubén Cruz, min. 72), Garrido, Salvi (Sankaré, min. 60), Gorka Santamaría, Álvaro García (Abdullah, min. 60) y Ortuño.
- Goles: 0-1: Ortuño (min. 7), 0-2: Salvi (min. 31), 1-2: Eguaras (pen. min. 50), 2-2: Mesa (min. 55) y 3-2: Guarrotxena (min. 64).
- Árbitro: Ais Reig (Alicante). Amonestó con cartulinas amarillas a Aridane (min. 29), Mantecón (min. 35), Hervás (min. 38), Álvaro Cervera (min. 39), Álvaro García (min. 44), Garrido (min. 50), Güiza (min. 61) y Sankaré (min. 67). Expulsó por doble amarilla a Gorka Santamaría (mins. 32 y 35).
- Incidencias: Poco ambiente en Anduva, con presencia de numerosos cadistas.