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Latidos por una pasión

Lejos quedan ya aquellos primeros años en los que, para llenar el teatro Cervantes, la organización ofrecía una remuneración económica

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Tras 19 ediciones, el Festival de Cine de Málaga se ha consolidado como un estandarte de la producción cinematográfica de nuestro país. Lejos quedan ya aquellos primeros años en los que, para llenar el teatro Cervantes, la organización ofrecía una remuneración económica (unas 2000 pesetas de entonces) a los periodistas que acudiesen a los pases de prensa de la sección oficial, proyecciones en las que algunos aficionados conseguían colarse camuflándose entre el grupito de acreditados, según me confesaba una fiel asistente al festival poco antes de comenzar una de las sesiones.

La sala, a pesar de tratarse de una sesión matinal en día laborable, estaba llena hasta la bandera.

El crecimiento exponencial que ha sufrido el certamen es indiscutible. Señal inequívoca de ello es que las entradas para ver “Toro” (2016), película de Kike Maíllo que abría el festival fuera de concurso, se agotaron durante su venta anticipada semanas antes del festival.

“Ya no es tan fácil acercarse a los famosos”, me comentaban los periodistas más experimentados del festival, y lo cierto es que me costó tanto acercarme a José Sacristán que cuando lo conseguí, en lugar de entrevistarle, solo me salió darle un beso en la mejilla, llamarle por el nombre de Romano, y rogarle que me dejase sacar un “selfie” justo antes de que me tirase un chuchillo arrojadizo y se marchase enfurruñado mascullando que tenía otras cosas que hacer.

Decía Sacristán, poco antes de que yo lo abordase, que la única constante invariable a lo largo de su extensa y elogiable carrera como actor desde “La familia y uno más” (1965) es el amor por el cine. Más allá de las adversidades que aparecen durante el mágico proceso de contar historias, superando contratiempos, malas épocas y precariedades, está la irrefrenable pasión que uno siente por lo que hace, y el Festival de Cine de Málaga logró que un crítico principiante como yo, sintiese esa pasión latente desde el primer día.

Por ello, cuando durante el ocaso la alfombra roja se inundaba de flashes y gritos de adolescentes histéricos, en mis ojos brillaba la emoción inocente de quien observa por primera vez fuera de la pantalla a esos maravillosos farsantes compulsivos que son los actores, comprobando que estaban hechos de carne y hueso en lugar de celuloide.

Esa pasión hacia el cine ha sido el motor principal de un evento al que este año se presentaban 1785 películas en sus diferentes secciones, incluyendo documentales y cortometrajes. La criba, como comentó en una ocasión el ilustre director Fernando Méndez-Leite, uno de los abuelos del festival, supuso un gran esfuerzo para la organización, que intentó, y se puede decir que finalmente consiguió, ofrecer una sección oficial heterogénea atractiva y autoral, con títulos que alternaban superproducciones históricas como “Gernika” (Koldo Serra) con proyectos tan modestos e independientes como “Julie” (Alba González de Molina), o repartos corales con múltiples tramas cruzadas como en “Rumbos” (Manuela Moreno), con obras prácticamente teatrales de una sola localización, como la que narra “El Rey Tuerto” (Marc Crehuet).

Por tanto, no es casualidad que este año el cartel elegido para representar al festival haya sido un enorme corazón compuesto por hasta 39 símbolos de películas nacionales alrededor de una biznaga. Tras cada uno de esos símbolos, desde los prismáticos de “Los Cronocrímenes” (2007) hasta la pata negra de “Jamón, Jamón” (1992) hay toda una industria de soñadores que no cesan en su empeño de despertar algo a los demás a través de sus películas, que son también las nuestras.

Un corazón que palpita pasiones en cada sístole, y que cada año crece un poquito más, desangrándose románticamente en la diástole, esperando pacientemente el latido del año que viene.

Palmarés del cine español

El pasado 30 de Abril, se reveló el Palmarés Oficial con todos los premiados del 19 Festival de Málaga de Cine Español. De entre todos ellos, hemos querido destacar los siguientes trabajos, que sin duda, darán de qué hablar cuando se estrenen de manera comercial en las salas de nuestro país:

-“Callback”, de Carles Torras: Además de alzarse con la Biznaga de Oro a la mejor película de la sección oficial, este film rodado en inglés se ha alzado con los premios a mejor guion y a mejor actor (Martín Bacigalupo).

-“La propera pell” (La próxima piel), de Isaki Lacuesta e Isa Campo: La gran favorita de la crítica tuvo que “conformarse” con ganar la Biznaga de Plata, premio especial del jurado, y los premios a mejor dirección, actriz (Emma Suárez) y montaje.

-“Quatretondeta”, de Pol Rodríguez: este bello homenaje la memoria y a nuestras raíces se llevó la mención especial del jurado además de la Biznaga de Plata Deluxe a la mejor fotografía (Ex aequo con “Kóblic”).

-“La noche que mi madre mató a mi padre”, de Inés París: divertida comedia clásica, casi de corte teatral, que obtuvo la Biznaga de Plata del Público gracias a las risas que arrancó durante sus pases en el Teatro Cervantes. Actualmente se encuentra en cartelera. 

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