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Las que limpian los hoteles ya no están dispuestas a callarse

El libro de Ernest Cañada, presentado este martes en el Ateneo de Málaga, saca a la luz las historias ocultas de precariedad laboral de las camareras de piso. Sobrecarga de trabajo, estrés o ansiedad, el día a día de este sector, feminizado. Muchas no llegan a la jubilación.

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“Vamos sobrecargadas, llevamos un trabajo enorme y el cuerpo te pasa factura”, relata Angelina. “Cuando en la mañana te pasan la lista de trabajo, te das de cabeza contra la pared”, cuenta Soledad. Pepi lamenta que “donde se necesitan 20 camareras, sólo hay 14 o 15 trabajadoras”. Lucía se resigna con un “hoy en día, tal y como está la faena, tienes que aguantar todo lo que te echen”. Son algunos de la treintena de testimonios que recoge el libro “Las que limpian los hoteles”, del investigador Ernest Cañada, que recoge las historias ocultas de la precariedad de las camareras de piso, unas 100.000 en nuestro país, de ellas, 12.000 en la provincia de Málaga.

De la mano de los sindicatos Comisiones Obreras y UGT denuncian que las condiciones laborales conquistadas años atrás se están perdiendo por la reforma laboral, tras la que se ha impuesto “una explotación de una forma sibilina”, aseguró Pepi Lupiáñez, camarera de piso y sindicalista. A la reducción de plantilla por la consabida crisis, se une la externalización de servicios, que ha provocado el que llaman efecto“2x1”, con salarios reducidos a la mitad.

“Poca gente conoce el sufrimiento de una camarera de piso, cuando sube el carro se queda completamente sola”, explica Luisa Expósito. “Llegas a casa con un estrés importante porque te dicen que eso es lo que hay”, narra otra de las trabajadoras, Isabel Fradeja. Sobrecarga de trabajo, estrés, ansiedad, lesiones o bajas por caídas porque “no te puedes permitir un minuto de descanso” o “se le cayó encima una cama supletoria”. Una realidad invisible, dibujada ayer en el Ateneo de Málaga, contra la que batallan los sindicatos, dando voz a “una de las partes más importantes de los hoteles”, recordó ayer el secretario general de Servicios de CCOO-Andalucía, Íñigo Vicente.

En las redes, ellas toman la palabra, con la comunidad las ‘Kellys’ donde relatan sus vivencias. Porque a pesar de todo, para muchos, ellas son las verdaderas estrellas de los hoteles.

Muchas no llegan ni a la jubilación

Llegar a la jubilación para muchas de ellas se antoja una utopía. Trabajan a destajo “sea marzo o agosto” en hoteles donde la figura del vallet, de apoyo, ha pasado, en la mayoría de casos, a mejor vida, obligando a tirar de carros descomunales en un sector “al que no han llegado las nuevas tecnologías”.  “La única máquina que existe es nuestro cuerpo”, apunta Mármol.

Desde los sindicatos piden reducir la carga de trabajo, adelantar la jubilación, aumentar el personal auxiliar o que las contratadas de forma externa tengan las mismas condiciones que la plantilla. La secretaria general de Turismo de la Junta de Andalucía, Susana Ibáñez, presente en el Ateneo de Málaga,apostó ayer por “exportar, hacer pública la situación y tomar conciencia”. Además, se comprometió a formar y sensibilizar al empresariado por un empleo de calidad.

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