Gran triunfo de un Sevilla que vivió una noche mágica en Nervión despejando dudas y derrotando a su rival, al que casi no dio opción.
Con un once titular sin sorpresas salvo la incursión en la punta de ataque de Kevin Gameiro por Fernando Llorente, Emery apostó por un mediocampo fuerte físicamente; no exento eso sí de calidad con la vuelta de Banega.
El aliento de la afición sevillista llevó en volandas al cuadro rojiblanco que, en apenas cinco minutos, no se adelantó de milagro en el luminoso del Sánchez Pizjuán, tras el lanzamiento de Vitolo al palo y el posterior remate a puerta vacía de Reyes que incomprensiblemente se marchó por encima del larguero.
En estas, el bloque alemán, a chispazos, merodeaba, aunque sin gran peligro, la portería defendida anoche por Sergio Rico. Salvo un disparo de Traoré y algún despiste a balón parado, el Borussia prácticamente no se acercaba con claridad al área local.
Con Reyes participativo pero desafinado en todas sus acciones, Gameiro, hasta en dos ocasiones, pudo abrir la ‘lata’ bávara; si bien sus tentativas se perdieron sin remisión ante las buenas intervenciones de Sommer.
Sin novedades en el marcador, Sevilla y Borussia alcanzaron el descanso con sensaciones contradictorias.
Reanudado el envite, todo lo que no ocurrió en el primer tiempo, iba a comprimirse en dos instantes fulgurantes, en los que Vitolo y Gameiro pudieron sentenciar el encuentro, pero en el caso del ariete francés, el trabajo se quedó a medias.
Ni un minuto se cumplía de la segunda mitad, cuando el colegiado del partido, señalaba la pena máxima después de que el guardameta alemán se cruzara en el camino de Vitolo en área pequeña.
Dudoso penalti que Gameiro transformó sin dar ninguna posibilidad a Sommer.
Acto seguido, casi sin pestañear, el árbitro croata indicó una vez más el punto fatídico los once metros después de un derribo claro al extremo canario pero sin la suerte para el delantero galo del Sevilla, que estrelló el esférico en el travesaño.
Sin embargo, el propio Gameiro se iba a resarcir de su error más tarde, forzando otro penalti, el tercero de la noche para el cuadro nervionense, cuyo lanzamiento ejecutado por Banega, se convirtió en el segundo tanto de la noche.
Lo mejor del encuentro llegaría en la recta final, obra de Konoplyanka, quien se destapó con un gol de bandera desde la línea de fondo para cerrar el brillante inicio de los de Emery en la Champions.