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Arcos

Arcos celebró su Corpus Christi en medio de un gran respeto

La ciudad puso así en escena a un Cristo vivo entre los hombres. El desfile contó con un gran apoyo de las hermandades locales y de un importante grupo de niños de primera comunión

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La celebración del Corpus Christi en Arcos no pasó desapercibida para feligreses y cofrades en general, que con su presencia en los actos oficiales realzaron la festividad en torno al Cuerpo de Cristo sacramentado. Así, a las 9.00 horas del pasado domingo la Basílica Menor de Santa María de la Asunción registró un reguero de personas y numerosos de niños de comunión acompañados de sus familias, lo cual dejó una estampa multitudinaria que más tarde tuvo su prolongación en la procesión religiosa.


La emotiva liturgia contó con la participación del coro litúrgico de San Agustín, que amenizó la misa con sus cánticos. El párroco de Santa María, el padre Jesús Lozano, estuvo acompañado para la ocasión de otros sacerdotes, entre los que figuraba el joven arcense Pedro Antonio Lozano Ramírez.

Ya en la procesión se dejó notar el importante apoyo de las distintas hermandades de la localidad, tanto de gloria como de penitencia, que acudieron a la cita provistas de sus respectivos estandartes, como también acudieron al desfile los grupos catecumenales y el pueblo en general. Minutos antes ya se pudo ver al grupo de costaleros que, procedentes de distintas hermandades de la localidad, se implicaron en el traslado de la Custodia.


Momento de especial religiosidad fue el rezo al Santísimo en el altar instalado por la hermandad del Santísimo Cristo del Perdón en la antigua iglesia de La Encarnación, en Callejón de las Monjas, donde la comitiva se detuvo a rezar ante las plantas también de la imagen del patrón de la ciudad, San Miguel, trasladado al ocasional altar de forma extraordinaria.

La procesión continuó hasta la parroquia de San Pedro, pasando antes por una concurrida plaza Boticas donde el coro litúrgico de la hermandad de San Antonio dedicaría hermosas canciones al Santísimo, momento que aprovechó parte de la comitiva para visitar a las monjas mercedarias del lugar.


Ya en San Pedro, la procesión dio marcha atrás para realizar de nuevo el trayecto hacia la Basílica Menor de Santa María, en este caso tomando por la plaza del Cabildo, lo cual provocó un esfuerzo extraordinario de los costaleros para bajar el pesado paso por las escalinatas. Fue precisamente a la entrada del Santísimo en su templo cuando los niños de primera comunión le lanzaron pétalos de flores, en una imagen tan bella como enternecedora que fue aplaudida por el público presente.
Antes, por el camino, las calles fueron exornadas tenuemente con romero y algunos detalles que colgaron de fachadas y balcones gracias a la iniciativa de los vecinos. Otro aspecto destacado de la procesión fue la cantidad de turistas que de un modo u otro la siguieron, casi siempre con sus cámaras fotográficas listas para captar el momento.

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