Acordamos con él que lo llamaremos Leo. No quiere desvelar su identidad. Trabaja en el sector de la construcción como yesero oficial de primera y ofrece un diagnóstico muy significativo de cómo funciona hoy en día el sector de la construcción, un sector que a nivel de datos del paro ofrece en mayo de 2015 un descenso del 16,8%, pasando de los 7.612 parados de mayo de 2014 a los 6.333 de la actualidad, pero que parece resurgir con cimientos demasiado sumergidos.
Leo trabaja en la actualidad en una pequeña reforma en la que cobra 55 euros por día, unos 30 euros menos que en la época del boom. Y lo hace sin asegurar: “Hoy en día, hay muchas empresas, como la que a mí me tiene ‘contratado’, que como no sea una obra grande no te asegura”. Conocedor de los movimientos actuales del sector, asegura que son los chapús en negro lo que sustentan a trabajadores como él y a pequeñas empresas como las que cuentan con él: “En este sector hay bastante economía sumergida, y a mí no me queda otra porque si digo que no, hay diez que vienen por detrás”.
Su testimonio es similar al de Víctor (nombre en clave, ya que tampoco quiere dar el suyo). Él, peón de albañil, vivió la época de las gallinas de oro y vive la actual. Al contrario de Leo, trabaja asalariado y su sueldo se acoge al convenio colectivo de 1.270,94 euros brutos al mes. Pero su testimonio también deja evidencias muy significativas: “Ahora, en comparación con años atrás en los que había grandes obras, trabajamos en muchos chapús y en este tipo de trabajo hay mucha competencia y mucha economía sumergida. Tengo la suerte de estar en una empresa que cumple, pero en otros sitios te ofrecen una mierda y sin asegurar, y con muy malas condiciones de seguridad. Los empresarios juegan con la necesidad existente”
AECO y CCOO
Con los datos oficiales sobre la mesa, Javier Mateo, presidente de la Asociación de Empresarios de la Construcción (AECO), considera que el sector “está tocando fondo, pero no creo que haya salido de la crisis, sino abriendo nuevos horizontes con otras maneras de trabajar”. Mateo, consciente de que “nunca volveremos a la situación anterior” en una provincia c0n unas 3.800 viviendas en stock, sitúa la resurrección del sector en el mercado de alquiler, las obras de rehabilitación y obras nuevas pero con limitaciones respecto a la época en la que todo valía. “Toda esta historia sólo ha traído una cosa buena, y es la caída de los intrusos”. En cuanto a la mayor potencialidad del sector: “Una costa por hacer con criterios de sostenibilidad y respeto al medio ambiente salvando un planeamiento que actualmente es bastante restrictivo”.
Por su parte, Gerardo Fernández, secretario de organización y acción sindical de Construcción y Servicios de CCOO, tampoco cree que la construcción esté saliendo de la crisis: “Se ven atisbos, y los datos son positivos porque habíamos caído demasiado”. En cuanto a las empresas, considera que “la mayoría no cumple el convenio”, y en cuanto al cumplimiento de las medidas de seguridad, “nos encontramos obras de edificación en las que brillan por su ausencia”.
Los datos oficiales van a mejor, y la construcción, un sector clave para el resurgir de Huelva, va cimentando un despertar entre no caer en los viejos pecados y una economía sumergida que sigue siendo pan para hoy y hambre para mañana, mientras se espera que la obra pública y la financiación salgan del letargo.
