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San Fernando

\"Las cofradías que han apostado por la juventud están a la vanguardia\"

Se ha convertido en el paradigma de una especie de tendencia en las cofradías de muchas ciudades de apostar por los jóvenes, como asegurando el porvenir que no será igual que el presente porque cada joven trae su mundo bajo el brazo

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Como periodista, Antonio Campos Martínez estaba esperando la llamada del Consejo Local de Hermandades y Cofradías que había elegido esa noche al pregonero de la Semana Santa de 2015. Y la llamada se produjo, pero para comunicarle que él era el elegido para pregonar la Semana Mayor de La Isla. A partir de ahí pasa de ser un cofrade de segunda fila al centro de todo.

—Esperabas la noticia de todos los años, quién iba a ser el pregonero de la Semana Santa como la esperaban los informadores de los demás medios de comunicación. Lo que no esperabas es que se dijera tu nombre.
—Siendo cofrade y estando en el mundo de la comunicación en algún momento podía llegar, pero no en éste.

—¿Da miedo? ¿Da vértigo?
—Respeto. Es otro de los tópicos, pero da mucho respeto. Miedo no porque desde el minuto uno comienzas a recibir muchas llamadas, ves los comentarios de los amigos, de los políticos… Son mucha gente que aprovechando ese nombramiento te arropa y te muestra su cariño. Que siempre lo hacen, pero en este momento te das cuenta de que están ahí. Han sido muchos los ofrecimientos de distintos ámbitos.

—Se dice que el pregonero es demasiado joven. Sin embargo hay una dinámica en muchas ciudades de apostar por la juventud, incluso en ciudades con una tradición tremenda. Por ahora en los pregoneros pero imagino que seguirá en otros ámbitos. Aunque creo que tú, como buen cofrade, serás un fiel defensor del magisterio de los mayores.
—De ambas cosas. Muchísimo respeto a las generaciones precedentes pero también un fiel defensor de mi generación, no podía ser de otra manera.  Sobre mi juventud no tengo nada que alegar. Pero sí he notado ese relevo generacional en las cofradías, tan ancladas en las tradiciones. En Cádiz, el pregonero de las Glorias ha sido muy joven y en Sevilla ha habido pregoneros muy jóvenes y este año también lo es, una persona que está en la treintena. Se está apostando por la gente joven, pero es una apuesta también por mirar hacia delante. Cuando se habla cómo se puede conjugar la modernidad con algo tan tradicional como son las cofradías, pues quizá este es el ejemplo, apostar por gente joven que puede ofrecer una óptica diferente a lo que compartimos grandes y pequeños, gentes de unas generaciones y de otras.

—Abrirás la puerta de la Semana Santa abriendo la puerta de la capilla de la Salle.
—Dicen que ese es uno de los momentos más especiales para un pregonero, ver salir a esa cofradía que además nunca la veo, por una razón tan evidente como que siendo hermanos de Humildad y Paciencia, a esa hora yo ya me estoy vistiendo la túnica para ir a la parroquia de la Ardila.

—Este año no vas a ir a la parroquia de la Ardila.
—Si no se cambian los itinerarios y los horarios, espero estar en el momento de la salida de la Hermandad de Cristo Rey y vistiendo también mi túnica. Me gustaría salir también con mi cofradía como lo vengo haciendo desde el año 2000.

—El mundo cofrade es un mundo complejo y generalmente se entra muy pequeño. Y además se vive muy intensamente, de forma que te dicen que eres joven pero esa intensidad te permite tener bagaje como para dar un pregón, para decir qué es la Semana Santa de San Fernando.
—No sé si para tanto pero sí que es verdad que en esto de las cofradías el doctorado se saca pronto si lo vives desde dentro de las hermandades. Yo guardo un recuerdo muy positivo de mi paso por el grupo joven de mi cofradía y de cuando he estado colaborando estrechamente con la junta de gobierno cuando me lo ha solicitado. Eran años en los que estaba a punto de irme para Sevilla para estudiar y cuando estaba en Sevilla venía los fines de semana y los viernes, sábados y domingos los pasaba en el almacén de mi cofradía. Todo eso hace que se vivan muchas cosas con un grupo de amigos que además es muy estrecho. Pasan dos o tres años y parece que ha pasado todo un mundo. En las cofradías se miden los tiempos de otra manera.

—¿Esa masa de cofrades jóvenes es tan activa como le correspondería por su edad o está a verlas venir al hilo de lo dicten los mayores? Porque una cofradía es parte de la Iglesia y con la Iglesia hemos topado. Se pueden hacer cambios pero supongo que no será como en otros campos.
—Es un tema muy controvertido porque en ese debate –y hablo más como periodista- veo a muchas cofradías, especialmente de nuestra ciudad pero también las cofradías de cualquier otra ciudad. Cómo se le da participación y cómo se le da cabida a esas personas jóvenes que piden paso para tomar las riendas de una cofradía. Creo sinceramente que las hermandades que han apostado por darles voz a su jóvenes han sabido dar ese paso, adaptarse a los nuevos tiempos, ver las cosas de otra manera y seguir creciendo. Y es que, no lo olvidemos, estamos hablado de tradiciones pero tienen que adaptarse también. Adaptarse no significa hacer las cosas de manera brusca, sino adaptándolas a la forma de vida cristiana que llevan las nuevas generaciones, que son los jóvenes. Las hermandades que han apostado por la juventud y han dado la responsabilidad que la juventud pide, que además la pide y está dispuesta a comprometerse y a trabajar más por la hermandad, está hoy en la vanguardia en el mundo cofrade.

—La cofradía de las Tres Caídas tiene una masa de jóvenes muy potente y está haciendo cosas que las demás cofradías no hacen. Quizá no lo hacen porque no lo necesitan o porque no tienen a esa masa de jóvenes tan potente. ¿Se puede cambiar el mundo cofrade?
—Puede evolucionar manteniendo su esencia, adaptándose a los nuevos tiempos. La forma de ver las cosas han cambiado e incluso la forma de entender una cofradía. Estamos acostumbrados a ver cómo las generaciones pasadas, las que tenemos como referentes de las cofradías, pasaban horas y horas en la hermandad, en el almacén, en la parroquia… Pero la sociedad ha cambiado. Ahora el trabajo, a quienes tenemos la suerte de tenerlo, nos deja muy pocas horas libres y los que no tienen trabajo están peor que nosotros porque se están esforzando por tenerlo. Eso implica que los jóvenes le puedan imprimir otro ritmo al trabajo de una cofradía, hacer el trabajo telemático, la administración… y cuando haya que estar tendrán que estar en el almacén, en la casa de hermandad, con los hermanos o con quien haga falta. Yo creo que la cuestión es evolucionar. Luego otras cosas accesorias son si es mejor que la cofradía ponga un paso o ponga dos en las calles, pongan más flores o ponga menos, lleve una banda o lleve otra.

—Accesorias pero se arman unas trifulcas tremendas. Ahí está el tema de la carga.
—El de la carga es un tema muy delicado.

—Ahí te quería ver.
—No hay por qué anclarse. Y eso no significa que yo defienda una carga u otra. Simplemente creo que hay que entenderlas, conocerlas, que muchas veces se habla desde el desconocimiento y ver si tiene sentido o no tiene sentido lo que se está haciendo. ¿Cambiar es un hecho negativo? Yo no lo veo así. Ahora bien, el hecho de imitar la carga de otros municipios, sin más razón que esa, tampoco la entiendo. Y además reducir la cuestión a un tipo de carga o a otro sería reducirlo a lo más simple, yo diría que a lo absurdo. Las cosas se pueden ver y entenderlo todo, pero ni hay que acabar con las tradiciones a las primeras de cambios ni tampoco cerrarse en banda a cualquier decisión que tome una hermandad, que es soberana.

—¿El cofrade joven es creyente y ejerce como creyente?
—Sí.

—Habrá de todo.
—Habrá de todo, pero con rotundidad te digo que la gente que está en las cofradías es creyente y en el debate eterno de si es católico prácticamente o no lo es, pues sí lo practica. Es verdad que lo mismo no vamos a misa con la frecuencia que debiéramos, que no participamos en las celebraciones eucarísticas y litúrgicas como la Iglesia nos pide e incluso nos exige. Pero volviendo a la responsabilidad, cuando a un joven se le da responsabilidad en una junta de gobierno él sabe que ese cargo va asociado a un mayor compromiso con la Iglesia. Y no sólo como católico, como cristiano, sino en una labor ejemplarizante. Quizá lo que lleva más asociado el cargo de ser pregonero es que uno tiene que ser ejemplarizante. Yo estoy acostumbrado a ser un cofrade de segundo plazo y de hecho así me describió el arcipreste, Alfonso Gutiérrez Estudillo, en la presentación del cartel del año pasado y me siendo muy cómodo siendo un cofrade de segundo plano. Pero cuando me han pasado al primer plano, siento que mi actitud tiene que ser ejemplarizante y que los que estamos en las cofradías tenemos que ser ejemplares, modelos para aquellos niños que entran en las cofradías, pero también para los que nos ven en la calle y critican la banalidad por la puesta en escena o porque no entienden más allá de lo que ven.

—La gente de San Fernando dice que su Semana Santa es una de las mejores Semana Santa, pero yo veo que no termina de cuajar.
—Voy a ser chovinista total, pero el problema es que la gente que nos visita no es de La Isla y yo siendo isleño te digo que para mí, la Semana Santa de La Isla es la mejor Semana Santa del mundo. Eso no quita que me gusten otras Semana Santa y que me acerque a ellas de otra manera. ¿Qué le pasa a la nuestra? No sabría decirlo porque el análisis es complejo. ¿Por qué cuando alguien viene de fuera se fija en unas cosas, o no entienden otras y no acaban tomando la Semana Santa como referencia? Quizá porque no es la que ellos están acostumbrados a ver, quizá lo sea más la de los municipios sevillanos… Pero la nuestra tiene una idiosincracia particular que a veces sólo la entiende el isleño. Y ahí jugamos todos un gran papel, los cofrades de las hermandades porque tenemos que explicarla a los que vienen y los periodistas en la forma de contarla y explicarla cuando hacemos las transmisiones. Pero para un isleño es la mejor de las Semana Santa. Y lo digo con todas las letras.

—En grandes ciudades como Málaga o Sevilla es lógico que exista una industria alrededor de la Semana Santa, pero también en otros pueblos pequeños han sido capaces de convertirla en una fuente de riqueza. ¿Cómo en La Isla, habiendo incluso escuelas taller, no son capaces de crear trabajo y riqueza con la Semana Santa?
—Ahí tenemos un problema de base…

—Que son los isleños.
—Claro. Nadie es profeta en su tierra y a los artesanos de la Semana Santa les pasa eso. Tenemos gente que está despuntando en lugares como Sevilla y haciendo trabajos grandes para hermandades sevillanas. Pero no es hasta que ha sucedido eso que las hermandades de aquí están apostando por esos artesanos. Pienso en bordadores, en vestidores, pero tenemos también a gente que hace auténticas maravillas con el arte floral y basta con ver nuestros pasos de Semana Santa que así lo demuestran. Tenemos muy buenos artesanos y no han sabido crear esa industria en torno a la Semana Santa en parte porque en primer lugar somos nosotros los que no apostamos por ellos y también por el apoyo de las administraciones que se sigue limitando al reparto de ciertas subvenciones.

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