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La magia de una sonrisa

La maga jerezana ‘Lola Mento’ llevará sus trucos a los campos de refugiados de la Costa de Marfil

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  • La maga jerezana Lola Mento. -

La próxima semana la joven maga jerezana Beatriz Garrido llevará su magia a la Costa de Marfil durante dos semanas para sacar una sonrisa a unos niños que en su corta vida ya saben lo que es una guerra. Allí será Lola Mento, su nombre artístico desde que esta polifacética actriz,  alumna en la escuela del mago Juan Tamariz, fuera bautizada en el mar del Líbano por el payaso Arturello Di Pópolo y el payaso Pepo, la maga Amèlie y el fotógrafo David Guerrero como testigos. De nuevo de la mano de Acnur y del programa Payasos sin Fronteras, esta joven de 32 años y su equipo del programa en el que participa desde hace tres años intentarán que los más pequeños se olviden de sus problemas y de la masacre por la que han tenido que pasar.


Su primera experiencia la vivió el año pasado en El Líbano, donde permaneció durante un mes. Esta vez serán 15 días y pese al peligro que supone trabajar en estos países tan conflictivos, a Lola Mento estas aventuras compensan y mucho. “Peligro siempre hay, pero vamos con todo preparado por Acnur y sabemos dónde tenemos que ir y lo que tenemos que hacer y compensa muchísimo. No somos médicos, ni llevamos comida, pero llevamos risa, que es terapéutica, y estamos hablando de muchas personas que no han visto la magia en su vida y que son muy agradecidos”, explica muy ilusionada a este periódico tan sólo días antes de partir. Y es que, aunque cuenta con más de diez años de experiencia en teatro y televisión, espectáculos unipersonales y en compañías de magia, globos y humor, Beatriz reconoce que su labor en El Líbano le cambió para siempre. “Ibas andando y de pronto te dabas cuenta de que estabas en un campo de refugiado en plena calle, ves tanta hambre y tanta pobreza que valoras todo lo que tienes aún más”, explica.


Ahora en la Costa de Marfil tendrá que tirar del francés, pero, cómo comprobó en El Líbano, no hay mejor lenguaje universal que el de la mímica. No sabía árabe, pero la cercanía con los más pequeños fue constante pese a no poderlos tocar y tener prohibidas ciertas expresiones, lo que no le impidió el objetivo principal de su sesión: alegrarles el día.


“Nos vetaban juegos y algunos comportamientos, pero la música y los gestos son universales para todos y las palabras inventadas siempre llegan”. La faceta nacional Payasos sin Fronteras también la lleva de gira por todo el país con el programa “Correos reparte sonrisas” por centros penitenciarios, hospitales y centros de salud mental. Lo tiene clarísimo, pese a la inestabilidad, no cambiaría por nada la que considera la profesión “más bonita del mundo

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