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Ronda

José Luis Pastor: "La Iglesia de San Cristóbal no se cierra"

Las termitas no han venido sino a empeorar la situación de un templo muy deteriorado, a cuyos problemas se enfrenta su nuevo párroco

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  • El techo de madera sólo es revestimiento -

"Quiero que quede bien claro que la Iglesia no tiene ningún fallo estructural y que, por tanto, San Cristóbal no se cierra”. Así de tajante se muestra José Luis Pastor, el nuevo párroco de San Cristóbal, tras el revuelo originado en Ronda por la presencia de carcomas y termitas en el querido templo del populoso barrio, que ha obligado estos días atrás a sacar de allí las veneradas imágenes de La Columna, El Prendimiento y el propio San Cristóbal. Pero el párroco llega más lejos: “Lo más que nos puede pasar es que tengamos que quitar la madera del techo, y eso tampoco provocaría que tuviéramos que irnos de la Iglesia y cerrarla”, cuenta.
El debate se ha suscitado toda vez que está casi acabado el nuevo templo en San Rafael. Para el párroco, que lo será también de las nuevas instalaciones al pertenecer estas nuevas instalaciones a la parroquia única de San Cristóbal, este extremo no se contempla, puesto que ahora se buscan soluciones al viejo templo: “Queremos saber a qué problema real nos enfrentamos, y en esa fase estamos”, indicó Pastor.
Concretamente, antes de final de mes, dos empresas de Málaga que se han interesado por resolver el problema de las termitas podrán tener el diagnóstico. Para ello se tendrá que quitar parte de un techo en el que la madera no juega sino un papel de acabado, de revestimiento: “El techo es de paneles sandwich y, justo delante de la uralita se sitúa la madera que todos podemos ver. El primer problema será saber si hay alguna máquina capaz de entrar por la puerta y permitir el trabajo a 13 metros de altura. Después, hay que comprobar si entre la uralita y la madera hay o no una cámara de aire, como pensamos, donde pueda introducirse a través de distintos taladros en la madera un producto para tratarla contra la carcoma”. El mal menor será ese; los problemas podrían derivarse, en cualquier caso, de la inexistencia de la cámara que permita dicho tratamiento sin tener que quitar todo el techo, o de que exista pintura en el otro extremo: “Si el techo está pintado por la zona que no vemos, el tratamiento tampoco sería posible, porque es como intentar echar agua a un impermeable”, indicó el párroco.
Pastor, en todo caso, quiso tranquilizar a sus fieles, asegurando que no existen problemas de seguridad, “porque la madera sólo adorna”. Y quiso ser práctico: “Podemos hablar mucho, pero hasta que no abramos el techo, no sabremos si podemos afrontar o no el arreglo”. Insistió en que “lo peor que puede pasar es que tengamos que ver la uralita si no hay solución para la madera”, extremo posible al ser más caro desmontar para tratar un techo de aglomerado y parqué que colocar un nuevo revestimiento.

MÁS PROBLEMAS EN EL TEMPLO

Pastor, que acaba de llegar, afronta otros problemas. Porque se supone que las termitas pueden haber aparecido por diversas filtraciones de agua que podrían haber dañado la estructura de hierros del templo, que será descubierta para comprobar ese extremo. Pero las termitas se han hecho además con los bajos de las viejas puertas, y con algunos de los bancos más antiguos de la Iglesia.
Y es con este panorama con el que se encuentran unos fieles que, además estos días, hallan una Iglesia vacía, sin las veneradas imágenes de San Cristóbal: “Es como cuando entras a una casa y la ves vacía. Da tristeza y no invita al recogimiento. Eso nos está ocurriendo”, cuenta Pastor mientras pasea sobre los huérfanos pedestales en que descansaban las imágenes junto a las mismas bancadas para la oración.
¿Había realmente peligro para estas imágenes? Pastor nos responde que “al estar realizadas en madera noble, en principio no deberían ser atacadas, si bien es cierto que ninguna de las empresas especializadas a las que se ha consultado han querido decir a ciencia cierta que no ocurrirá nada. Eso ha llevado a las Hermandades a decidir el traslado”. Aún sí, la duda más cierta se situaba en las dañadas peanas de madera, éstas sí realizadas con madera de peor calidad, y con minúsculas grietas y roturas a cuenta de las salidas en procesión, fisuras que podrían suponer un conducto de entrada para termitas y carcomas: “Ante la indecisión técnica, la decisión ha sido la que ha sido, por precaución, y ahora sólo toca esperar que las imágenes puedan volver cuanto antes”, concluye el párroco.

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