José Antonio H. G, el joven de 29 años de edad acusado de matar al propietario de una hamburguesería ubicada en el entorno de la Alameda de Hércules de la capital hispalense, le propinó un total de 59 puñaladas, 40 de ellas en la zona del cuello, todo ello mientras la víctima continuaba con vida, según han explicado los dos médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver.
Durante la tercera sesión del juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial, los dos forenses han señalado que el cadáver de Manuel Flores, que medía 1,67 centímetros y pesaba 91 kilos, presentaba 59 heridas inciso-punzantes e incisas, de las que 40 estaban localizadas en la zona del cuello, once en el tórax y el abdomen, seis en la manos y los antebrazos y otras dos en la espalda, además de una mordedura en un antebrazo y heridas de defensa en las manos.
Según han dicho, la víctima tenía seccionada tanto la tráquea como el esófago, e incluso una de las heridas llegaba hasta la primera y la segunda vértebras cervicales, “muy cerca” del cráneo, y otra puñalada profundizó nueve centímetros en el hígado, de manera que “hasta seis o siete” de las heridas provocadas por al agresor “podían haberle provocado la muerte por sí solas”.
Al hilo, los forenses han señalado que ninguna de las heridas “es tan importante como para provocar la muerte inmediata” de la víctima.