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“Tengo una opinión muy elevada de lo que significa ser un escritor”

‘Ansiada primavera. Narraciones’ es el primer libro de Francisco Fernández Frías, una obra con quince relatos cortos, algunos poemas y algún artículo de opinión “camuflado” y fácil de descubrir.

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Es un libro  tardío y en el que se puede ver a un escritor que mezcla la realidad con la ficción en un ejercicio literario muy alejado de su certera pluma como articulista. Le pide al lector que también mezcle la realidad con la ficción para leer narraciones, no al autor y defiende el uso de la palabra y el respeto mutuo como el paradigma de la democracia, la más alta expresión de la convivencia entre las personas. (Ver video de la entrevista)

—Paco F. Frías. Francisco Fernández Frías. ‘La primavera ansiada. Narraciones’. No sé como es ese dicho de hay que escribir un libro, sembrar un árbol… y montarse en globo, por ejemplo. ¿Qué le falta por hacer?
—Lo último. Y además me faltará siempre porque tengo un problema del que hace poco me enteré de su nombre y al que yo llamaba vértigo, que también lo tengo. Pero además del vértigo existe la sensación de estar en alto, no hace falta que me asome a una azotea sino que me subo a un avión o a la octava planta de un hotel y me provoca malestar simplemente de pensar dónde estoy.
 

—Lo suyo es estar a la altura de los tomates, que no es malo estar con los pies en la tierra. A ‘Ansiada primavera’ cada uno le va a sacar lo que vea en el libro, pero ¿qué es lo que pretende Paco Fernández Frías con esta publicación postrera, aunque lleva muchos años escribiendo en prensa.
—Por alguna parte del libro está recogido que es la realización de un deseo que no sé cuándo lo proyecto. Pero siempre he tenido desde joven una actitud hacia la escritura y hacia la lectura que se me ha ido evidenciando con la edad. Es como si uno tiene un lunar en la espalda que no te lo ves, pero un día en el espejo alguien pasa con otro espejo y te lo ves, y ese antojo lleva contigo toda la vida, desde que naciste, pero no te habías percatado. Esto es igual. Con la edad descubro que ese lunar está conmigo desde muy jovencito, desde la adolescencia que ya hay unas cartitas escritas de esas de la chavalería… Me recuerda esa canción de Mari Trini, Amores, que decía “quién no escribió un poema huyendo de la soledad y quién a sus quince años no dejó su cuerpo abrazar”. Yo estaba ahí. No sé si huyendo de la soledad, pero lo escribí.
 

—Lo que se ve en el libro es que usted sigue el estilo al que nos tiene acostumbrado. No es una novela, son relatos cortos que siempre es agradecido para el lector, es más rico en historias… Pero en este caso, a diferencia del periodismo, mezcla la ficción y la realidad. ¿Hasta qué punto están mezcladas?
—Tendría que sopesarlo. No sé si son quince relatos incluyendo algún poema e incluso algún artículo de opinión camuflado que el lector podrá captar. Yo creo que tiene más de realidad que de ficción. Inspirado en vivencias de uno, con un toque novelístico que es algo que podemos hacer todos los escritores, darle rienda suelta a la imaginación.
 

—Ahora será el público el que dirá qué parte es la real y cuál la imaginada. Yo siempre digo que a la gente le gusta más una buena mentira que una verdad aburrida y posiblemente cada uno sacará un Paco Fernández Frías de este libro. ¿Eso es bueno o malo? ¿Es peligroso?
—No creo.
 

—Porque Paco no es peligroso.
—Creo que no. A lo mejor he sido peligroso en alguna etapa de mi vida hacia mí mismo, tendría que haber sido más reflexivo.
 

—Pero esas son otras cosas. Me refería a los enemigos de cualquier articulista, que suelen tenerlo. Todos los que escribimos en un periódico tenemos la mitad de amigos y la mitad de enemigos, sólo que unas veces los enemigos son unos y otras los amigos son otros, depende de lo que escribimos.
—Eso lo pude comprobar en la etapa de colaboración en este periódico. Pero tampoco hay que llamarle enemigo. Tienen su derecho a opinar igual que lo hago yo y se manifiestan. Otra es la forma en que lo hagan. Pero no es el caso. Yo le sugiero al lector que tenga la delicadeza hacia mí de comprar el libro que no trate de ver la personalidad del autor en cuanto a su intimidad personal dentro del contenido del libro, sino que pueden ser momentos de mi vida, un poco novelados, que me han servido de inspiración y a partir de ahí yo digo lo que quiera. Y me gusta que me haga esta pregunta porque yo tengo una opinión muy elevada de lo que significa la palabra escritor e incluso lo miré en el diccionario para saber cuándo una persona es o se considera escritor o quién lo considera escritor. Tengo un concepto muy alto de esta palabra y para mí es mucho más de lo que yo soy. Pero el diccionario de la Real Academia define a escritor, en la primera acepción, como “el que escribe”.
 

—Punto y final.
—Punto. Y en ninguna de las acepciones menciona términos profesionales, ni que vivan de su escritura, ni el que ha escrito tres libros… Es el que escribe. Así que seremos escritores.
 

—Los dos hemos vivido una época anterior a la Transición, éramos jóvenes, estábamos en donde teníamos que estar cada uno… y cuando la palabra tenía tanto poder que la censuraban. Hoy en día estamos en una época tan convulsa como distinta de aquella. ¿La palabra sigue teniendo ese gran valor en tiempos difíciles para que la gente se movilice, que pierda el miedo, que haga de la indignación algo más que una simple sentada?
—Le voy a contestar con una frase, que es difícil quedarse con una sola habiendo millones de frases. Tengo una que me la dijeron y la consideré el no va más a la respuesta de lo que me ha preguntado. Lo dijo Voltaire: “No estoy de acuerdo en absoluto con lo que usted dice, pero daría mi vida para que usted pudiera seguir diciéndolo”.
 

—La conozco.
—El valor de la palabra. Ahí está la democracia en toda su plenitud, la libertad de expresión en toda la plenitud y lo que quiera añadirle en toda su plenitud.
 

—Pues yo creo que con esa frase, que a nosotros que vivimos de la palabra nos viene muy bien, en mi caso de contar la realidad lo más ajustada posible –algunas veces me engañan, como es lógico-, en su caso de contar la realidad unida a su imaginación, quedamos satisfechos. Aconsejarle a la gente que compre este libro aunque las cosas para comprar libros y todo lo que sea suntuario está bastante mal, pero no hay nada mejor que leer un poco para evadirse de los problemas, que ya es un consuelo y para sacar conclusiones sobre quién es Paco F. Frías, que es a quien conocemos en este periódico y a quien invitamos a seguir colaborando con nosotros.
—Lo agradezco. Me despedí con un artículo en el que pedía una tregua por las circunstancias personales de ese momento. Ese artículo semanal de opinión dejó de hacerme disfrutar, se me echaba la fecha encima y me provocaba…
 

—Tampoco hace falta que venga tan pronto. Que hay que ver los disgustos que me daba Paco F. Frías.
—Conste que le tomo la palabra, que me hará ilusión volver y vamos a dejarlo ahí. Sin prisa pero sin pausa pero gracias por mantenerme esa puerta abierta. Fueron muchos años y donde hubo fuego queda rescoldo.
 

—’La primavera ansiada. Narraciones? Francisco Fernández Frías. Gracias por venir y que el público disfrute de su obra.
—Gracias por invitarme.

 

La presentación de la obra será este lunes a partir de las 20.00 horas en la Casa de la Cultura y el libro, editado por Publicaciones del Sur Editores,  será presentado por Ignacio Bermejo.

SINOPSIS DE LA OBRA

 

La primavera ansiada es una colección de narraciones de contenido diverso y extensión desigual en las que se mezclan la ficción y la realidad. La obra agrupa una miscelánea de materias dispares donde se afrontan temas de actualidad social como la violencia de género, la tercera edad, la didáctica lúdica o la convivencia ciudadana. El humor, el drama, la comedia, el suspense, la lírica o la tragedia se dan cita al mismo tiempo en este libro en un recorrido variado y apasionante.

Desde los sucesos y desdichas de la represión militar y la influencia eclesiástica de la sociedad española de los sesenta mostradas a través de sus protagonistas, hasta el costumbrismo contemporáneo, la mística visionaria o la épica evocadora, Paco Fernández Frías detalla con agilidad y destreza las múltiples facetas de la complejidad del ser humano, profundizando de manera interiorista en los valores y en las miserias de los personajes a los que ensambla un trasfondo común de ironía.

Se trata de quince narraciones de estructura amena y dinámica con descripciones muy cuidadas y un estilo peculiar que enganchan al lector desde el primer momento. La especial singularidad, la agudeza  y la perspicaz sencillez con que el autor se desenvuelve en las situaciones más comunes, adquieren nueva vida con su lectura. 

 

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