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España

El consenso y la voz crítica y reflexiva

Crónica de la entrega de medallas e Hijos Predilectos de Andalucía

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  • Inmaculada Montalbán. -
Las elecciones y la familia fueron quizás ayer lo que más marcó la entrega de las distinciones de Hijos Predilectos y Medallas de Andalucía en el acto central del día de nuestra comunidad, muy marcado por la campaña electoral, como ya ha ocurrido en otras citas en las que el 28-F coincide con la llamada a las urnas. Con la ya anunciada ausencia de la mayoría de la oposición -de hecho el PP había contraprogramado un acto en Alcalá de Guadaíra- y con la masiva presencia de políticos socialistas -en activo y no activo- sólo la gran cantidad de familiares de los premiados disipaba el olor a urnas y encuestas en el Teatro de la Maestranza. Y los discursos, además, fueron una llamada a la racionalidad del pueblo andaluz, por parte de la Hija Predilecta, y a la defensa del modelo actual por parte del presidente de la Junta.

En un escenario marcado por la austeridad, muy similar al de años anteriores aunque protagonizado por el Bicentenario de la Pepa, la serenidad fue marcando la entrega de las distinciones, este año sin protagonistas tan mediáticos como en otras ocasiones pero con el mismo calor humano, porque el orgullo y la satisfacción de los distinguidos nadie se los podía borrar del rostro.

La rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle; el investigador José Luis García Pérez; el presidente de Cajamar, Antonio Perez Lao, y el de la aceitera sevillana Acesur, Juan Ramón Guillén; la ganadera gaditana Francisca García Ramírez; la presidenta de la Fundación Persán, Concepción Yoldi; la vocal del CGPJ y presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica, la granadina Inmaculada Montalbán; el general de Brigada de la Guardia Civil José Fernández Ortega; el cantaor de origen catalán Miguel Poveda; el actor Rafael Álvarez ‘El Brujo; y el pintor onubense Florencio Aguilera, fueron recogiendo sus galardones antes de que se distinguiera como Hijos Predilectos de Andalucía a la cineasta cordobesa Josefina Molina y al pintor sevillano Luis Gordillo.

En nombre de todos habló Josefina Molina, en un discurso cargado de sentimientos, especialmente al nombrar la alegría que haría sentido su padre -honrado, emprendedor, sencilloy tolerante, dijo-, momento en el que fue interrumpida por el aplauso del público. Antes, ya había dado muestras de cómo sería su discurso al hacer uso de la ironía en la presentación: “No hables bien de ti porque no te creerán, y mal tampoco, porque te creerán enseguida”, dijo emulando a Séneca.

Molina no sólo emocionó por su referencia familiar sino por su sentimiento de andaluza: “los andaluces siempre hemos querido cambiar el mundo y, de hecho, en algunas ocasiones lo hemos cambiado”, decía, pidiendo tener una voz “crítica y reflexiva” en estos tiempos que corren para alejarnos del miedo y la fatalidad. La razón da pie para descubrir y el miedo no es un buen consejero, decía haciendo uso de la letra del Himno de Andalucía, de Blas Infante.

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, fue más directo y habló de la crisis y del paro, del modelo y de las salidas. La crisis “no debe socavar la fortaleza del pueblo andaluz para seguir luchando por la recuperación”, apuntaba Griñán, para instar a no sacrificar la solidaridad ni la igualdad de oportunidades, de las que ponía de ejemplo incluso a uno de los premiados, José Luis García Pérez, cuya educación en Andalucía le ha servido para ser un investigador puntero. Una generación, 30 años, que según Grñán le ha servido a la Comunidad para cambiar radicalmente y ofrecer ejemplos de excelencia como los galardonados ayer. Ellos fueron la base para que reivindicara una defensa de los consensos que han permitido estos avances, del Estado autonómico que hay que revisar u preservar . “El Estado de las autonomías necesita adaptarse a los nuevos tiempos y buscar fórmulas para resolver los problemas de los ciudadanos sin duplicidades, pero sin crear un nuevo e indeseable centralismo”, concluyó.

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