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España

Un jurado popular declara culpable de asesinato al ciudadano chino procesado por la muerte de su esposa

El veredicto considera que el procesado dio muerte a su mujer y que además lo hizo "con un aumento deliberado e inhumano de su dolor"

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Un jurado popular ha declarado este martes por unanimidad culpable de asesinato con ensañamiento el ciudadano chino identificado como Xushang L. que ha reconocido que el pasado 13 de enero de 2011 acabó con la vida de su esposa, a quien golpeó primero con un serrucho, después atacó con un cuchillo y finalmente agredió con una losa de mármol en la trastienda del establecimiento de frutos secos que regentaban en Granada capital.

El veredicto, que el tribunal popular ha hecho público pasadas las 19,00 horas, considera que el procesado dio muerte a su mujer y que además lo hizo "con un aumento deliberado e inhumano de su dolor".

Para alcanzar esa conclusión, los integrantes del jurado se han valido de la propia confesión del acusado, que en la primera sesión del juicio que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Granada ya reconoció que era consciente de que durante la agresión aumentó el sufrimiento de su víctima, de las testificales practicadas, de las pruebas forenses realizadas, y también de la "variedad de instrumentos utilizados" para perpetrar el ataque.

Como consecuencia del veredicto, que ha dejado el juicio visto para sentencia, tanto la Fiscalía, como el resto de las acusaciones, la particular, que representa a la familia, la Abogacía del Estado, que actúa en nombre de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, y el letrado de la Junta de Andalucía, por la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, han ratificado su petición de 18 años de prisión para el inculpado. Incluso la defensa, que inicialmente intentó que se contemplara en este caso la atenuante de arrebato y arrepentimiento, se ha unido a la petición que han formulado el resto de partes por un delito de asesinato con ensañamiento.Ç

LOS INFORMES

Durante la mañana de este martes, el Ministerio Público ha modificado sus conclusiones, pasando de solicitar 25 a 18 años de condena, una rebaja que ha justificado en la confesión del acusado, que ha llegado a reconocer que tuvo intención de matar a su mujer e incluso que pretendió "deliberadamente" aumentar el sufrimiento de su víctima.

Para la fiscal, esa confesión ha sido ratificada por el resto de pruebas practicadas, que además han venido a confirmar que antes de que la mujer falleciera "hubo un tiempo de agonía", puesto que todos los golpes, según los forenses, no fueron mortales.

Asimismo, ha resaltado que, teniendo en cuenta una grabación sonora que consta en las actuaciones, ya que la mujer estaba hablando con sus familiares por una cámara web, se ha constatado que la víctima estuvo "agonizando" más de 15 minutos y que no perdió la consciencia casi hasta el final de la agresión.

Además, el hombre era "plenamente consciente de lo que hacía", y no tenía ningún trastorno mental. De hecho, según ha mantenido la fiscal, la "única razón" por la que la mató fue que la mujer le había manifestado que quería separarse y el marido "no quería que se fuera con otro". "El móvil del asesinato fue que ella quería poner fin al matrimonio y que él antes de eso la mataba", ha señalado.

La acusación particular, que representa a los dos hermanos y al padre de la víctima, que han renunciado a recibir indemnización alguna, ha señalado que la familia ha tenido una "pequeña compensación" en el hecho de que el hombre haya confesado no sólo que mató a su esposa sino "cómo y por qué la mató", algo que, según ha incidido la abogada, no había hecho hasta el momento del juicio.

"La mató porque era su mujer y porque había decidido separarse", ha apuntado la letrada, que ha resaltado la "brutalidad inhumana y la saña" de este crimen "aborrecible y dramático", que una vez enjuiciado y sentenciado, permitirá a la familia "cerrar una puerta" para "poder seguir adelante y pensar en el futuro".

En la última sesión del juicio han declarado además las forenses que valoraron el estado psicológico del acusado, que, según han dicho, no mostró en ningún momento emoción alguna por lo ocurrido, los expertos que analizaron el cráneo de la víctima, que presentaba 13 golpes asestados por un serrucho de carpintería sin mango, ocho cortes de un cuchillo de cocina y otros dos impactos de una objeto contundente, y los dos policías locales que en primer lugar llegaron a la escena del crimen.

Según estos dos agentes, cuando se presentaron en la tienda de frutos secos alertados por dos jóvenes que sospechaban lo que estaba ocurriendo, oyeron unos golpes "como los que se escuchan en una carnicería al cortar la carne", y, tras penetrar en la trastienda y descorrer una cortina vieron "arrodillado" al procesado, que, pese a los requerimientos que le hacían de que cesara, continúo golpeando "muy fuerte" con una losa de mármol hasta en dos ocasiones más a su mujer, tendida sobre un gran charco de sangre. Finalmente, consiguieron reducir al inculpado, que les dijo que la había matado "para que no se fuera con otro", y llamaron al 061 para que atendiera a la víctima, que aún respiraba.

El acusado estaba "tranquilo" pero "extenuado", "agotado físicamente probablemente por la tensión de la situación", ya que, según pudieron observar los policías, todas las puertas de la trastienda estaban "arrancadas de cuajo" de sus marcos, y la tubería del baño igualmente fuera de su lugar.

ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

Los hechos se remontan a las 20,00 horas del 13 de enero de 2011, cuando el acusado, que se encontraba en la tienda de frutos secos, situada en la calle Trajano, discutió con su esposa, Weili W., y, aprovechando un descuido de ésta, cogió su tarjeta NIE (tarjeta de residencia). Instantes después, cuando su mujer se percató y le pidió que se la devolviera, el acusado se negó, y ella insistió y le expresó su deseo de poner fin a la relación y separarse, según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía.

En un momento de la conversación, Weili W. se dirigió a la trastienda, separada del recinto público por una cortina, seguida por el marido, quien, con el firme propósito de acabar con su vida, la golpeó reiteradamente y por distintas partes de su cuerpo.

Pese a los continuos gritos de la mujer, que le rogaba que se detuviera y la llevara al hospital, el procesado sólo interrumpió su agresión al advertir la entrada en el establecimiento de dos jóvenes. El hombre se dirigió entonces hacia ellos con la cara y manos ensangrentadas y sin que, por su actitud, ellos pudieran imaginarse lo que acababa de ocurrir.

Uno de los clientes, suponiendo que el procesado estaba herido, se marchó en busca de un botiquín para curarle, mientras que la chica que lo acompañaba se quedó en el interior de la tienda con la intención de comprar. Sin embargo, el inculpado la condujo hasta la salida "sin darle ningún tipo de explicación" y cerró tras ella la puerta del local regresando al interior del habitáculo. Una vez allí, continuó golpeando a su esposa, que yacía en el suelo gravemente herida sin poder defenderse.

Entretanto, fueron avisados dos agentes de la Policía Local que patrullaban por la zona, quienes, tras fracturar el cristal de la puerta de entrada, accedieron a la trastienda, donde el acusado seguía golpeando a su esposa en la cabeza con un trozo de mármol, y lo inmovilizaron. Los policías dieron inmediatamente aviso a los servicios médicos de emergencia, si bien éstos nada pudieron hacer por la víctima, ya fallecida cuando acudieron.

A consecuencia de la "brutal agresión", Weilu W. sufrió hematomas en piernas, múltiples heridas incisas e inciso-contusas y equimosis en ambas manos, cara y cuero cabelludo, además de fractura abierta de cráneo, pérdida de sustancia ósea y salida de masa encefálica. La causa inmediata de la muerte fue la destrucción de centros vitales nerviosos.

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