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La OTAN rechaza disminuir sus ataques para facilitar negociación con Trípoli

La OTAN aseguró este martes que mantendrá el ritmo de sus operaciones en Libia hasta lograr que cese la represión y la violencia contra la población.

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La OTAN aseguró este martes que mantendrá el ritmo de sus operaciones en Libia hasta lograr que cese la represión y la violencia contra la población civil ejercidas por el régimen de Muamar el Gadafi, al descartar que una reducción de sus ataques pueda facilitar una salida negociada al conflicto.

"No creo que ninguna reducción de los ataques sea positiva o necesaria", respondió el comandante de la misión aliada, el teniente general canadiense Charles Bouchard, a preguntas de los periodistas.

Según Bouchard, la campaña de la OTAN "seguirá su curso hasta que haya terminado la violencia contra la población" y las fuerzas gubernamentales hayan regresado a sus bases y permitan el acceso a la ayuda humanitaria en todo el país.

La Alianza Atlántica considera que no hay "una solución puramente militar" a la situación en Libia, sino que es una combinación de la presión armada que lleva a cabo la OTAN con los esfuerzos políticos y diplomáticos internacionales la que debe poner fin al conflicto.

Así lo recordó hoy la portavoz de la organización, Oana Lunguescu, en una rueda de prensa en la que se repasó la situación de la operación que la Alianza inició el pasado 27 de marzo y que ha consistido en ataques aéreos sobre Libia.

Según Bouchard, desde entonces el progreso ha sido "significativo" y ha permitido pacificar importantes áreas del país.

Entre ellas destacó Bengasi, la ciudad bastión de los rebeldes, amenazada hace meses por los bombardeos del régimen de Gadafi y que ahora muestra "signos de normalidad".

El teniente general subrayó también los avances en otras zonas de Libia como la ciudad de Misrata y alertó sobre la situación "muy tensa" que se vive en Trípoli, donde según las informaciones de la OTAN el régimen ha reprimido con violencia varias manifestaciones.

La misión aliada, programada inicialmente por un periodo de tres meses, ha sido extendida por otros 90 días -hasta finales de septiembre-, en una decisión que para Bouchard refleja la voluntad de los países participantes de no aceptar la violencia ejercida por el régimen libio.

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