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El pobrecito hablador

Lecciones

Aquellos que piden que el Gobierno tome las riendas de la crisis no tardarían en abrazar el mantra de Libertad y Cañas que enarbolaron durante la del Covid

Publicado: 20/11/2024 ·
13:54
· Actualizado: 20/11/2024 · 13:54
  • Voluntarios y vecinos de Paiporta limpian una de las calles. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Cualquier suceso que nos ocurra en nuestra estancia en este mundo nos ha de servir de lección, para no volver a cometer los mismos errores, para no tropezar tanto con la misma piedra como para terminar cogiéndole cariño.

De lo sucedido en estos días se desprenden una serie de cuestiones que no se nos deben olvidar jamás. La primera, que por muy tozudos, cabezones e inmovilistas que puedan ser, la Naturaleza se orina en la cara de los negacionistas del cambio climático, sin complejos, con una rotundidad que espero que les sirva para algo. También ha quedado claro que todo lo que se invierta en Ciencia es poco. Sin ella, no tendríamos una agencia de meteorología capaz de avisarnos del peligro que se cierne sobre nosotros. Los de Manos limpias deberían ir pensando en otro nombre.

También ha quedado claro que, cuando un cataclismo nos sacude, todos arrimamos el hombro. Nadie ve colores ni religiones. Todos quitan escombros, sacan agua de las viviendas y preparan comida para todo aquel que lo necesite. Los únicos que siguen discriminando por el color de la piel son los que reparten ayuda exclusivamente para los que entran en su estrecha definición de españolidad.

No tengo la más mínima duda de que aquellos que piden que el Gobierno tome las riendas de la crisis no tardarían en abrazar el mantra de Libertad y Cañas que enarbolaron durante la del Covid. Estoy absolutamente seguro de que, si el Gobierno hubiese decretado el Estado de Alarma, ya tendríamos las denuncias en el Supremo. Deberíamos aprender que no se puede sorber y soplar a la vez, y que el Estado de Alarma no es un disfraz que nos ponemos según nos convenga políticamente.

Una lección importante, que a algunos les está costando aprender, es que hacer política con los muertos no entra en los límites de la moralidad ni a empujones. Que se manipule la verdad para señalar al contrario político, mientras la gente está clamando por soluciones inmediatas, es de una bajeza moral digna de ser señalada y pagada en las urnas, algo que no pasará. En este país de pandereta, los que llevan centenares o miles de muertes a sus espaldas son aplaudidos y defendidos con uñas y dientes.

Lo realmente grave es comprarte un chalet. Eso sí que no se puede dejar pasar.

 

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