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El cariz oscuro de los cuentos de hadas

Halloween rinde homenaje a lo oscuro y lo macabro, momento ideal para revisitar esas historias infantiles que, aunque con el paso de los años se han suavizado

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  • Libros. -

En el imaginario popular, los cuentos de hadas son relatos encantadores que evocan imágenes de princesas y finales felices. Sin embargo, la realidad detrás de muchas de estas historias es mucho más oscura y perturbadora. A lo largo de los siglos, estos relatos han sido transformados y suavizados, pero en sus versiones originales esconden advertencias sombrías sobre los peligros del mundo, revelando cómo el terror y lo macabro han sido elementos intrínsecos de los cuentos de hadas desde sus inicios. 

Los hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm, dedicaron su vida a recopilar historias orales en Alemania, las cuales se consolidaron en su obra de 1812 ‘Kinder-und Hausmärchen’ (‘Cuentos de la infancia y del hogar’). Sin embargo, en el proceso de recopilación y publicación, muchos de los elementos más inquietantes fueron cuidadosamente editados o eliminados. A través de sus relatos, podemos vislumbrar las sombras que acechan a los personajes, revelando una verdad más oscura y compleja de lo que parece a simple vista. 

Caperucita Roja: el lobo detrás del disfraz

La historia de ‘Caperucita Roja’ fue popularizada por Charles Perrault en el siglo XVII. En su versión, Caperucita es una niña inocente que recibe instrucciones de su madre para llevar comida a su abuela enferma. En el camino, se encuentra con un lobo astuto que, a través de una serie de engaños, logra adelantarse a ella y devorar a la abuela. En la conclusión de Perrault, no hay redención para Caperucita ni para la abuela, ya que el lobo se traga a la niña, y la moraleja del cuento es clara: no hables con extraños. 


Los hermanos Grimm, en su propia adaptación, presentan una historia que, aunque con un desenlace más optimista, no deja de contener elementos perturbadores. En su versión, Caperucita Roja se encuentra con el lobo, que la engaña y se adelanta a su casa, devorando a la abuela. Sin embargo, cuando el lobo intenta devorar a Caperucita, un cazador aparece y salva a la niña, matando al lobo y liberando a la abuela de su vientre. A pesar del desenlace positivo, persiste el temor de lo que podría haber sido. 

La historia deja claro que el mundo está lleno de peligros y que la inocencia puede ser fácilmente amenazada por fuerzas oscuras. Los hermanos Grimm no eliminan del todo la inquietud: la figura del lobo sigue siendo un símbolo del mal que acecha en las sombras, recordando que el peligro puede manifestarse de maneras inesperadas. 

Hansel y Gretel: un macabro banquete

La primera versión del cuento, recopilada por los hermanos Grimm en su obra de 1812, manifiesta los miedos fundamentales de la niñez: el abandono, la soledad y el enfrentamiento con lo desconocido. Hansel y Gretel son llevados al bosque por sus padres, quienes, abrumados por la pobreza extrema, deciden deshacerse de ellos para sobrevivir. Mientras vagan por el bosque, descubren la casa de una bruja hecha de dulces, que parece un refugio, pero es, en realidad, una trampa mortal. 

Esta figura aterradora revela su grotesca malicia al intentar capturarlos y devorarlos, transformando la imagen maternal de una anciana en un monstruo caníbal. La oscuridad del cuento se hace evidente en sus inquietantes descripciones, donde la bruja se regocija al tener a Hansel en su jaula: "¡Venga, pequeño, ven a mí! Tengo un buen lugar para ti, donde podrás comer y beber hasta que estés gordo y hermoso, ¡y después te cocinaré para mí!".

El desenlace de la historia, donde Hansel y Gretel logran escapar y derrotar a la bruja, ofrece una leve esperanza, pero no sin dejar un eco de los horrores que han vivido. Esta dualidad entre la oscuridad y la luz, entre el horror de la infancia y la posibilidad de redención, convierte a ‘Hansel y Gretel’ en un cuento profundamente resonante, uno que continúa evocando temor y reflexión sobre las realidades más sombrías de la vida. 

Blancanieves: la belleza y la traición

La historia de Blancanieves, recopilada por los hermanos Grimm, es otra narración que revela el oscuro subtexto de la envidia y el deseo de venganza. La hermosa princesa es víctima de la celosa reina, su madrastra, que, consumida por la obsesión por ser la más hermosa del reino, intenta asesinar a Blancanieves para mantener su posición. En la versión original, la reina ordena que le traigan el corazón de la niña como prueba de su muerte, una orden que pone de manifiesto la brutalidad de su carácter. 

Al escapar, Blancanieves encuentra refugio en la casa de los siete enanitos, pero la maldad de su madrastra persiste. La reina, disfrazada, utiliza engaños y trampas mortales para intentar acabar con la vida de la joven, como en la escena en la que le ofrece un corsé apretado que casi la asfixia. Este trasfondo siniestro se refleja en la famosa manzana envenenada, que representa la tentación mortal. Aunque finalmente la reina recibe su castigo, la historia de Blancanieves deja una sensación inquietante, subrayando cómo la belleza puede ser un camino hacia la perdición. 

La bella durmiente: sombras de un sueño eterno

En ‘La bella durmiente’, los hermanos Grimm también tratan la idea de la vulnerabilidad a través de un relato que mezcla el sueño eterno con la muerte. La princesa, condenada a caer en un sueño profundo por el hechizo de una malvada hada, se convierte en un símbolo de la inacción y del peligro que acecha a aquellos que están desprotegidos. 

Existen versiones anteriores y más oscuras que exploran el lado siniestro de la historia, como ‘Sun, Moon, and Talia’, de Giambattista Basile. En esta narración, la protagonista cae en un sueño profundo tras pincharse con una aguja, y un rey la encuentra en su estado de inacción. Esta versión sugiere que el rey viola a Talia mientras permanece dormida, lo que lleva a su embarazo y, posteriormente, al nacimiento de dos hijos sin que ella despierte.

En las versiones posteriores, donde el príncipe finalmente la despierta con un beso, la historia podría parecer tener un final feliz, aunque la propia naturaleza del sueño eterno plantea preguntas sobre la vulnerabilidad y el costo de la salvación, sugiriendo que el horror realmente nunca está lejos. 

Cenicienta: el horror tras el zapato de cristal

En las versiones más conocidas, la protagonista es maltratada por su madrastra y hermanastras, quienes representan la envidia y la crueldad, pero sus destinos finales son igualmente inquietantes. En la versión de ‘Cenicienta’ de los hermanos Grimm, titulada ‘Aschenputtel’, el castigo a las hermanastras es brutal. Tras el matrimonio de Cenicienta con el príncipe, sus malvadas hermanas son forzadas a bailar descalzas sobre brasas ardientes como retribución por sus actos de abuso y envidia: “...las dos hermanas se pusieron a bailar en las brasas ardientes, y como las brasas estaban tan calientes, se vieron obligadas a bailar hasta caer muertas”. 

Por otro lado, la versión de Charles Perrault introduce un elemento de castigo igualmente aterrador pero diferente en su enfoque. En su relato, las hermanastras intentan acercarse a Cenicienta con la esperanza de ganar la atención del príncipe, pero, tras su traición, reciben un castigo de una naturaleza más simbólica: los pájaros picotean sus ojos. La historia enfatiza que “los pájaros, en venganza por el daño hecho a Cenicienta, volaron sobre las hermanastras y comenzaron a picotearles los ojos, dejándolas ciegas”. 

Ambas versiones subrayan la vulnerabilidad y el sufrimiento de Cenicienta, pero también el terror que acecha a quienes actúan con maldad. Aunque el final de ‘Cenicienta’ suele presentarse como un triunfo del bien sobre el mal, las penurias que sufren las hermanastras resaltan la compleja relación entre justicia y venganza, donde la oscuridad y la redención se entrelazan en una danza macabra.

 Las fábulas infantiles con un toque oscuro han encontrado su lugar en el cine contemporáneo, con películas como ‘El laberinto del fauno’, que fusiona la brutalidad de la guerra con un mundo fantástico, ‘Coraline’, que aborda miedos infantiles a través de una dimensión inquietante, o ‘Eduardo Manostijeras’, que presenta una historia de amor en un mundo que teme lo diferente. Estas obras, al entrelazar oscuridad y fantasía, mantienen viva la esencia de los cuentos de hadas, recordándonos que incluso en lo sombrío puede haber esperanza y redención.

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