Rafael Velázquez, a sus 27 años, nunca pensó que regresar a su pueblo iba a estar entre sus planes. Tras completar el Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte trabajó durante una temporada en un gimnasio en Jimena de la Frontera (Cádiz), pero se dio cuenta de que su camino estaba en el emprendimiento. Justo hace un año apostó por volver a casa, a Genalguacil, para seguir formándose en Marketing de Ventas y Negocios y aplicarlo en el restaurante de sus padres, la conocida ‘Venta Las Cruces’ (@ventalascruces).
“Ni es un cambio generacional, ni mis padres se jubilan, vengo a darle un toque fresco adaptado a la nueva era tanto del trabajador como del cliente. Mantenemos nuestras raíces, pero enlazamos su forma trabajar con las nuevas tendencias”, expresa el joven para acallar rumores de otras posibles transformaciones, quien ha encontrado un punto de motivación en este sector para ayudar a sus padres en sus últimos años de vida laboral. La cocina tradicional va a seguir siendo la misma, aunque la forma, productos, servicio e imagen van a mejorar. “Las aguas siempre hay que removerlas si no se estancan y se pudren”, añade.
Lo que sí pretende cambiar es el modelo, la forma de llevarlo adelante: “En la era industrial hablábamos de horas invertidas igual a dinero, a día de hoy esa fórmula está descatalogada, ahora las horas equivalen a valor, lo que estamos aumentando en todos los ámbitos: servicio, producto, comunicación, etc”. La transformación debe empezar desde los cimientos, cualquier detalle vale y lo hicieron desde la propia imagen retocando algunos platos típicos, el mobiliario de terraza y la calidad de elementos en mesas. Además, van a ir incorporando ciertos eventos con los que atraigan a más clientela.
“Sería un acto irresponsable por mi parte dejar que el negocio se pierda”. El joven está enlazando las raíces del negocio con la era actual a través de un cambio de modelo
¿Quién no ha venido a visitar el Pueblo Museo y no ha parado en la entrada del municipio a saborear la oferta gastronómica que ofrecen en este restaurante familiar? La mano de María en la cocina y la diligencia de Rafael tras la barra pronto celebrarán 40 años desde que abrieron las puertas del negocio. Hablamos, nada más y nada menos, que de 1986. Su hijo, el además deportista Rafa Velázquez, considera que sería un acto irresponsable por su parte dejar que este negocio se pierda. “El destino va a ser este, el de mejorar en todo lo que se pueda y yo me voy a encargar de eso”, relata el genalguacileño.
Además, paralelamente tiene otros proyectos entre manos de los que hace eco en la red social Instagram (@consciencia__financiera) con un propósito claro para la población: “Transitar de la inconsciencia a la consciencia financiera, tratando las dos energías más importantes, la salud y el dinero, para mejorar la vida personal, laboral y de negocio”. Rafa lo tiene decidido, emprender en su pueblo y en el negocio que le ha visto crecer. ¡Sus padres estarán orgullosos y se lo agradecerán!