El yacimiento, en el que conviven vestigios fenicios, romanos, griegos y musulmanes, se extiende sobre una colina a las afueras de la ciudad costera de Larache (norte de Marruecos), cuyos habitantes se han levantado contra este proyecto.
Sus protestas y el hecho de que al comenzar las obras el pasado verano aparecieran nuevos restos a solo medio metro de la superficie, han logrado que la construcción del complejo se detenga temporalmente.