El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) ha informado que el detenido ha pasado a las 18.00 horas a disposición del juzgado de Primera Instancia e Instrucción numero 3 de Massamagrell y se encuentra prestando declaración.
El crimen se produjo alrededor de las 20.00 horas del pasado jueves en la calle Antigons de Museros, una localidad de unos 4.200 habitantes de la comarca valenciana de L’Horta Nord.
Tras recibir el Servicio de Emergencias 112 la llamada de una vecina que alertaba de la comisión de un crimen, la policía local acudió al domicilio y encontró el cadáver, que presentaba varias puñaladas en el cuerpo.
Según las primeras hipótesis de la investigación, la mujer había acudido al domicilio del ex-marido en Museros a recoger unas pertenencias cuando se produjo la agresión.
Los agentes detuvieron al hombre, de 57 años, nacionalidad búlgara y marido de la víctima aunque vivían separados desde hace algún tiempo, que se encontraba en la puerta de la vivienda, y se incautaron de un cuchillo que estaba cerca de la víctima.
Aunque en un primer momento las fuentes consultadas habían comentado que no había constancia de denuncias por agresión, la Delegación del Gobierno de la Comunitat Valenciana ha confirmado finalmente la existencia de una denuncia por amenazas aunque no se habían emitido medidas cautelares.
Además de esta denuncia, la víctima había denunciado a su ex marido por impedirle el acceso al domicilio conyugal, según fuentes del TSJCV.
El delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ricardo Peralta, tras participar en una concentración silenciosa por la víctima, ha informado de que el presunto asesino no tenía antecedentes policiales y se encontraba en trámites de divorcio de la fallecida.
Rosa Alcover, una amiga de la mujer fallecida y vecina del detenido ha asegurado que era una “muerte anunciada” pues le contaba que sufría maltrato físico y psicológico y que sentía “temor, miedo e impotencia” desde el año 2008 en que la relación de la pareja se había deteriorado y tenían continuas discusiones.
Desde que se separaron, él vivía en la casa donde se produjo el crimen y ella en casa de sus padres, pero acudía a limpiar porque habían puesto el piso en venta y según Alcover, la fallecida se portaba bien con su marido porque él no tenía nada, era extranjero y tenía un pasado oscuro, según le contaba la víctima.