El tribunal dictará hoy mismo la pena contra los dos acusados, que se casaron en prisión tras su captura en abril de 2004 y para los que la Fiscalía ha solicitado veinte años de cárcel para cada uno como responsables de la estructura que se encargaba de las compras internacionales de la banda, sobre todo de armas.
Antes de que el proceso quedara visto para sentencia, López de Lacalle leyó una declaración en nombre de los dos en la que se refería a la situación en el País Vasco como “un conflicto de siglos” entre los Estados español y francés, por un lado, y “una nación sin Estado”, por otro.
De la acción armada que lleva a cabo ETA, a la que reivindicó su pertenencia, Mobutu comentó que “nadie puede permanecer insensible” a las víctimas civiles ajenas al referido “conflicto”.
“Hemos cometido errores con consecuencias muy graves”, admitió, antes de matizar que no eran los únicos y que “cada parte debe afrontar sus responsabilidades”.
Achacó a las fuerzas del orden españolas que en algunos atentados etarras hayan ignorado las llamadas de advertencia de la organización sobre la colocación de artefactos.
En la línea habitual de este tipo de discursos, López de Lacalle Gauna denunció las condiciones de encarcelamiento de que son objeto los etarras y, en particular, la dispersión en prisiones alejadas del País Vasco.