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El pobrecito hablador

A trono pasado

La gente, esa que vive en esta ciudad todos los días del año y que ve como, poco a poco, se la expulsa de los lugares que son comunes a todos

Publicado: 20/04/2022 ·
09:23
· Actualizado: 20/04/2022 · 09:23
  • Inicio de la Semana Santa 2022. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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  • Las protestas llegan incluso de visitantes que se ven incapaces de ver una procesión como Dios manda
  • Las otras, cercanas a los templos o casas de Hermandad donde se encierran las cofradías, no son susceptibles de tener esos problemas

Pocas veces una Semana Santa ha dejado tras de sí tal oleada de comentarios, enfados, opiniones dispares y controversias como la de este año.

Como siempre, ahí están los miembros de la Yihad Malaguita, que no admiten una crítica, una opinión contraria a la del poder, que nos acusan de ser ignorantes, de ir en contra del progreso

No voy a entrar en si el nuevo recorrido oficial es el adecuado o no, para eso están los expertos que se supone que lo han estudiado, han sopesado los pros y los contras y han llegado a la conclusión de que el nuevo es mejor que el anterior.

Lo que queda cristalino es que la gente no está contenta. La gente, esa que vive en esta ciudad todos los días del año y que ve como, poco a poco, se la expulsa de los lugares que son comunes a todos, o que deberían serlo. Me vienen a la memoria los días en los que los hosteleros del Centro les pedían que volvieran a sus instalaciones, cuando las ruedas de las maletas no sonaban por doquier y hacía falta que el malagueño de barrio sostuviera sus negocios. Ahora el sostén ya no es necesario.

Las protestas llegan incluso de visitantes que, desconocedores de los recorridos de las cofradías y del callejeo, se ven incapaces de ver una procesión como Dios manda. Los de aquí también se quejan, expulsados de las calles después de horas de espera, ocultos tras paredes opacas que sólo muestran carteles de “Acceso limitado”.

Se habla de motivos de seguridad, de un estado de alerta que da pie a que se limite el aforo de las calles. Curiosamente, sólo las calles  aledañas al recorrido oficial. Las otras, cercanas a los templos o casas de Hermandad donde se encierran las cofradías, no son susceptibles de tener esos problemas. Porque esto de la seguridad va por barrios.

Esto no es más que otro paso en pos de la turistificación de nuestra ciudad. Lo que nos ha sorprendido a todos es que han llegado a tocar la fibra más sensible del pueblo, la que más sentimientos despierta, la que más duele.

Como siempre, ahí están los miembros de la Yihad Malaguita, que no admiten una crítica, una opinión contraria a la del poder, que nos acusan de ser ignorantes, de ir en contra del progreso. Habría que recordarles que sin malagueños no hay cofradías ni Semana Santa. Que se discrepa y se critica porque se ama a esta ciudad.

El turista es bienvenido, pero el que coge el cirio, el que abraza el varal, es el malagueño. No lo olviden.

 

 

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