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Vuelta a la “normalidad”

La normalidad hay que entrecomillarla porque ha llegado también aderezada por la incertidumbre de los padres

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  • Vuelta al cole -

De siempre se ha comentado que el retorno de los escolares significaba el comienzo de una nueva etapa social tras el parón vacacional, en septiembre después del verano o en enero tras las fiestas de Navidad, por lo que ayer lunes asistimos a esa vuelta a la normalidad con los niñ@s copando las aceras a primera hora, con los atascos circulatorios en las calles de accesos a los colegios, con los padres y las madres agolpados en las puertas de los distintos centros, con las conversaciones de cómo han ido estos días, con las felicitaciones del nuevo año y demás convencionalismos del momento, aunque en esta ocasión todo eso ha venido acompañado por palabras que jamás habíamos tenido presentes como las de epidemiólogo, virólogo o por el comentario de estadísticas que nunca habíamos pensando utilizar como la de tasas de infectados, número de contagiados o, incluso, con diálogos sobre temas inesperados como los de los test de antígenos, las PCR, las vacunaciones o los aislamientos, los contactos estrechos, los positivos y los negativos por poner algunos ejemplos de esa nueva "normalidad" que hemos comenzado a vivir una vez que los árboles y los belenes se han retirado de los salones, los regalos de Reyes se han guardado, las casas se han despejado y las vías de Jerez retoman el ritmo que era habitual antes del pasado día 23 de diciembre cuando las escuelas cerraron sus puertas.

La normalidad hay que entrecomillarla porque ha llegado también aderezada por la incertidumbre de los progenitores de cómo se regateará la pandemia en las clases o hasta por el miedo a llevar los niños a la convivencia con compañeros y profesores aunque con mascarillas y gel hidroalchólicos pero siempre pensando que una llamada de teléfono puede alertar de alguien que, dentro del círculo de convivencia colegial, se ha contagiado con ese covid que lleva ya dos años incordiando, y de qué manera, nuestro día a día. Pero hay que seguir hacia adelante y hay que abrir los colegios, porque obviamente no hubiese sido de recibo mantenerlos cerrados cuando se ha dado vía libre a todo tipo de fiestas durante estos últimos diecisiete días, cabalgatas incluídas. Ha vuelto la "normalidad" que ojalá y más pronto que tarde sea sin comillas.

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