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La cepa Ómicron obliga a Defensa a mantener activa la misión de los rastreadores militares

La participación de las Fuerzas Armadas contra el Covid-19 empezó en marzo de 2020 con la misión Balmis

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  • Militares, en la residencia de Alcalá. -

El Ministerio de Defensa tenía previsto dar por finalizada el próximo 31 de diciembre la Misión Baluarte, orientada sobre todo al apoyo a las labores de rastreo de las comunidades autónomas; pero la aparición de la variante ómicron y la subida de la incidencia de Covid-19 han obligado a cambiar de planes y volver a incrementar el número de militares volcados en la lucha contra la pandemia.

Así lo ha revelado este lunes la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una visita a la Unidad de Vigilancia Epidemiológica instalada en la base de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra en Paracuellos del Jarama (Madrid), desde donde dan apoyo a las cinco provincias castellanomanchegas.

La participación de las Fuerzas Armadas contra el Covid-19 empezó en marzo de 2020 con la misión Balmis, que sacó a miles de militares a la calle para tareas de desinfección, labores logísticas, traslado de pacientes entre hospitales y de fallecidos a las morgues provisionales instaladas en la Comunidad de Madrid.

La operación Balmis fue desactivada más de tres meses después, en el mes de julio, y en septiembre el Mando de Operaciones tuvo que volver a activar a las Fuerzas Armadas bajo la Misión Baluarte ante la nueva ola del virus.

Esta misión ha seguido activa desde entonces realizando tareas de desinfección, transporte de vacunas y vacunación del personal olímpico; aunque se tarea prioritaria ha sido el rastreo en colaboración con las comunidades autónomas. Durante estos 14 meses, los militares han realizado más de seis millones de llamadas para el seguimiento de los casos positivos o el rastreo de sus contactos.

Esta actividad había descendido durante los últimos meses y la ministra de Defensa, junto al Mando de Operaciones, habían decidido desactivar la operación al finalizar el año. Sin embargo, el aumento de la incidencia hizo que las autonomías volvieran a pedir la colaboración de las Fuerzas Armadas y ahora haya de nuevo más de 1.500 rastreadores militares activos.

Euskadi es la única comunidad que actualmente no ha pedido el apoyo de las Fuerzas Armadas para estas labores de rastreo, mientras que Cataluña cuenta con solo tres decenas de efectivos para seguir a los pasajeros que llegan al aeropuerto del Prat procedentes del sur de África.

Pero además, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció la pasada semana que Defensa colaborará también con las autonomías en la vacunación. Para ello cuenta con los dos hospitales militares de Zaragoza y Madrid y hasta 150 unidades móviles compuestas por tres o cuatro personas y listas para desplazarse a cualquier lugar que se requiera.

Robles ha detallado este lunes que esta misma semana las Fuerzas Armadas empezarán a vacunar en el hospital de Zaragoza a petición del Gobierno de Aragón y que ya ha estado en contacto con otras autonomías que prevén también trasladar a Sanidad esta petición de colaboración.

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