El Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez cumple 15 años desde que el servicio de Hematología realizara el primer autotrasplante de progenitores hematopoyéticos, más conocido como trasplante de médula ósea. Gracias a esta forma de terapia, un total de 221 pacientes han podido mejorar su calidad de vida y aumentar su supervivencia.
Los enfermos hematológicos que se pueden beneficiar de este tratamiento son aquellos aquejados de mieloma múltiple, linfoma o leucemia aguda. En este periodo de tiempo se han realizado el autotrasplante 132 hombres y 89 mujeres, con una media de edad global de 50 años y unos resultados más que óptimos.
Con este motivo, la delegada territorial de Salud, Manuela Caro, ha visitado este jueves las instalaciones del servicio de Hematología del centro hospitalario acompañada del director gerente del mismo, José Luis Bonilla, para conocer de cerca el trabajo que desarrollan los profesionales implicados y agradecerles la labor que vienen realizando en beneficio de los pacientes hematológicos de la provincia.
Los pacientes diagnosticados de estas patologías precisan ser tratados, en primer lugar, con quimioterapia. A continuación, los especialistas valoran los resultados y, si está indicado, se inicia el procedimiento de autotrasplante.
Éste consiste en la administración nuevamente de quimioterapia, esta vez a muy altas dosis, para erradicar células tumorales que puedan haber sobrevivido al tratamiento previo. La principal consecuencia es la supresión total y prolongada de la función normal de la médula ósea, por lo que es imprescindible volver a recuperarla mediante la infusión de progenitores hematopoyéticos o “células madre”, previamente extraídas del paciente.
Estos progenitores hematopoyéticos son recolectados haciendo pasar la sangre del enfermo a través de un “separador celular” que, por un método de centrifugación, es capaz de detectarlos y recogerlos.
Seguidamente, se realiza el procesamiento de este componente hematológico y se congela a -190º hasta su uso. Todo ello se lleva a cabo en una campana de flujo laminar que garantiza un ambiente libre de microorganismos y de partículas de polvo, ubicada en una sala limpia o “sala blanca”. Esta sala ha sido recientemente remodelada para asegurar los altos estándares de seguridad necesarios que garanticen las mejores condiciones del procesamiento.
A partir de ese momento y, superados otros estudios, el paciente ingresa para el trasplante en la planta de Onco-Hematología, donde estará en aislamiento, acompañado por un familiar si lo desea, entre las 3 y 5 semanas que dura todo el procedimiento.
En este período, el personal de enfermería -en especial, su enfermera referente- tiene un papel fundamental no sólo en los cuidados, sino también en el respaldo emocional del paciente y su familia, en la educación sanitaria, en aportarles seguridad y que se sientan preparados para abordar los cuidados que necesitará en domicilio.
Con este objetivo, el servicio cuenta con una guía actualizada que recoge los aspectos más importantes que el paciente y la familia necesitan conocer en todas las fases del trasplante, elaborada por sus profesionales para dar respuesta a las preguntas e inquietudes más frecuentes.
La puesta en marcha del autotrasplante en el 2006 supuso un punto de inflexión en la atención a los pacientes hematológicos de Huelva, ya que permitió que muchos de ellos no tuvieran que desplazarse a otras provincias para recibir este tipo de terapia.
Desde entonces el programa de trasplante se ha podido llevar a cabo gracias a la entrega de numerosos profesionales del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez a lo largo de estos años. En este sentido cabe destacar la labor del personal de enfermería y facultativo responsables de la atención directa a los pacientes, junto con el soporte de los distintos servicios de apoyo como es el caso de Radiología Intervencionista, Medicina Interna, Neumología, Cardiología o Cuidados Intensivos, entre otros, todos ellos imprescindibles en la consecución de resultados óptimos.