El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha destacado este viernes que, para "combatir los populismos" que en los últimos años han ganado peso, los representantes democráticos deben tener presencia en las redes, ocupando así el espacio que hasta ahora ha permitido que esta clase de mensajes "simplistas y maniqueos" ganen influencia y haciendo frente al desafío de comunicar políticas "a menudo complejas" en unos pocos caracteres.
Albares ha realizado esta reflexión durante su participación en Granada en el congreso 'Talking about Twitter', donde ha analizado la trascendencia de las redes sociales, especialmente Twitter, y su importancia como herramienta de política exterior, pues se han convertido en un "gigantesco" foro de debate y de información internacional donde expertos, ciudadanos y responsables políticos de los distintos países "interactúan cada día".
A su juicio no se puede hacer una política exterior "tan eficaz" prescindiendo de las redes sociales, pues son "una fuente útil de información" para los profesionales a la hora de conocer en tiempo real hechos relevantes que ocurren en otras parte del mundo y que pueden influir en el devenir de nuestro país.
Durante su intervención, el ministro ha expuesto que el avance de los populismos está ocurriendo en sociedades cuya democracia "está fuera de toda duda" y donde estos discursos tienden a "simplificar la realidad" ofreciendo soluciones "simples a problemas muy complejos", de modo que cuando se llevan a la práctica "chocan con una realidad que dista mucho de ser tan plana".
Así, se ha mostrado convencido de que para contrarrestar esta situación los representantes democráticos deben tener presencia en las redes sociales, en tanto que estos populismos surgen porque "se han dejado espacios libres para discursos maniqueos, simplistas" por "incomparecencia o por ausencia". Se ha referido en este sentido al "desafío enorme" de comunicar políticas a menudo complejas y difíciles de explicar en pocos caracteres para poner así las redes sociales, dado su gran "poder comunicador", al servicio de la democracia y del avance de las sociedades.
Junto a la importancia de la participación activa de las instituciones públicas en redes, el ministro se ha referido a la lucha contra la desinformación que ha emprendido la Comisión Europea en los últimos años, destinando recursos y esfuerzos, para "contrarrestar" esa información "falsa" que pretende "engañar deliberadamente y causar un perjuicio público a la comunidad".
Para ello se cuenta con un plan de acción enfocado a la deslegitimación del modelo democrático europeo y a la interferencia en los procesos electorales, con mecanismos de alerta rápida que advierten a los países de estas campañas de desinformación con las que, por ejemplo, los grupos criminales o terroristas difunden sus discursos de odio.
En esta lucha, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación ha considerado "fundamental" la colaboración de la sociedad civil y de las redes sociales, recalcando que "no se trata de controlar los mensajes en redes, pues la libertad de expresión es un derecho fundamental", sino de identificar a quienes se dirigen de forma certera contra nuestro sistema de valores y libertades democráticas "para dañarlo".
Junto a ello, el ministro ha destacado la importancia de Twitter y de las redes sociales en las relaciones internacionales contribuyendo además a una "política exterior más transparente, democrática y con más impacto", por lo que ha abogado por el uso de esta herramienta para ganar en eficacia en este ámbito.