Ni el Ayuntamiento ni ninguna organización representativa de la ciudad se han pronunciado sobre la denominada Feria de Abril de Madrid que, como un remedo puramente comercial, se celebrará en el Palacio de los Deportes de la capital de España una semana antes que la genuina Feria de Sevilla, en contraste con las críticas vertidas desde sectores tradicionalistas y no tan tradicionalistas de nuestra ciudad contra el obispo de Salamanca y el presidente de su agrupación de cofradías tras haber pedido que sus capataces no utilicen el “acento andaluz” para mandar a los costaleros, por no encajar con su tradición.
Cambiemos por un momento la perspectiva: ¿cuál habría sido la reacción en Sevilla si aquí en vez de con acento andaluz y con expresiones propias de nuestra tradición los capataces hubieran hablado imitando un castellano perfecto y con una terminología importada de Salamanca? Pues quizás, dada la apatía reinante, no se habría producido reacción negativa alguna, a la vista del entusiasmo con que en los últimos años se han asumido tradiciones totalmente ajenas a las nuestras, con su propio lenguaje y hasta indumentaria asociada, como es la fiesta de Halloween en torno al Día de los Difuntos o el Black Friday tras el Día de Acción de Gracias, también en los Estados Unidos.
Así pues, nos hallamos ante un doble fenómeno. Por una parte, el de la aculturación, que supone la copia y asunción de tradiciones anglosajonas, y, por otra, una exportación de nuestras fiestas populares de modo similar al de los americanos.
Los emigrantes
Isidoro Moreno, catedrático emérito de Antropología de la Universidad Hispalense, escribía al respecto en las páginas de Viva Sevilla lo siguiente: “Es evidente que en pocas décadas, como si de una mancha de aceite se tratara, rasgos de las semanas santas andaluzas en general, y de la de Sevilla en particular, se han extendido por muchos otros lugares. No sólo están los casos de Cataluña o Madrid, en los que la presencia de miles de inmigrantes andaluces recrearon procesiones del tipo de las de aquí, sino también en sitios a los que no llegó ningún andaluz de la diáspora se han creado hermandades y procesiones “a la andaluza”. Y lo mismo ha ocurrido con el fenómeno rociero”.
Efectivamente, los miles y miles de emigrantes andaluces allende Despeñaperros y la añoranza de su tierra han propiciado que organizaran réplicas de la Feria de Abril de Sevilla, como viene siendo el caso de la Feria de Abril de Cataluña, iniciada en Castelldefels con tan sólo cuatro casetas en el año 1971 y que en los 45 años transcurridos desde entonces se ha convertido en más masiva aún que la sevillana.
La Feria, que organiza la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (Fecac), no ha tenido un emplazamiento permanente, ya que a lo largo de este tiempo se ha organizado en media docena de localidades catalanas, aunque desde hace unos doce años se celebra de forma ininterrumpida en el parque Fórum de Barcelona capital. Ello ha contribuido a su conversión en el evento de Cataluña con mayor número de asistentes. Se afirma que cada año atrae a entre 1,5 y 3 millones de personas, más pues que la tópica cifra del millón que suele atribuirse a la Feria de Abril de Sevilla y ello pese a que en la ciudad Condal se montan menos de un centenar de casetas frente a las más de un millar en el Real de Los Remedios.
Invento artificial
Mientras que la Feria de Abril de Cataluña es fruto de la nostalgia de los andaluces y nació organizada por andaluces y para los andaluces hasta abrirse a todos los catalanes, la Feria de Abril de Madrid es un invento artificial, una iniciativa puramente mercantilista y con sentido oportunista que organizan en el Palacio de los Deportes de la capital de España, rebautizado ahora por razones también mercantiles como WiZink Center, los promotores del macrocomplejo comercial Sevilla Park en el puerto sevillano.
El proyecto Sevilla Park llevaba años languideciendo por sus problemas urbanísticos y con sus promotores amenazando con seguir el ejemplo de Ikea y tirar la toalla, hasta que el pasado mes de febrero el gobierno de Espadas le insufló nueva vida al acordar con la Autoridad Portuaria, que le cobrará el alquiler de los terrenos en la dársena del Batán, la tramitación de la modificación del planeamiento que lo permita, así como la posibilidad de resolver el traslado de los colindantes depósitos de hidrocarburos de CLH.
En “agradecimiento” a Espadas, los promotores de Sevilla Park no han tenido mejor ocurrencia que montarle en Madrid al alcalde, una semana antes, una competencia a su primera Feria post-referéndum popular, que nuestro Ayuntamiento ha programado entre el domingo 30 de Abril y el sábado 6 de mayo, con el propósito una vez más de captar el máximo número posible de turistas madrileños, que tendrán la oportunidad de aprovechar varios festivos consecutivos: el domingo, el lunes primero de mayo y el martes dos de mayo, fiesta autonómica en Madrid.
Macrofiesta
Pero hete aquí que los promotores de Sevilla Park se inventan una Feria de Abril capitalina siete días antes, el 22 de abril, convirtiendo en una enorme caseta 4.500 m2 (superficie superior a la mitad del terreno de juego de los estadios de Sevilla F. C. y del Real Betis Balompié) del Palacio de los Deportes y cobrando 5 euros por la entrada, que incluirá una cerveza, no precisamente de Cruzcampo, y una tapa.
El evento se publicita de la siguiente forma: “La primavera arranca con la Feria de Abril (en realidad arrancará un mes antes, en marzo) que, a partir de este año, podrás disfrutar en el corazón de Madrid. El sábado 22, toda la alegría de Andalucía se concentrará en el WiZink Center, que se convertirá en una inmensa caseta de feria, llena de colorido, con farolillos, banderas, trajes de faralaes, barras para disfrutar de la gastronomía andaluza y, naturalmente, baile por sevillanas….
Los promotores dicen que “tras 3 años celebrando la fiesta de la cerveza Madrid Oktoberfest, llega el momento de ponerse los tacones y balilar (sic) por sevillanas en nuestra Madrid Feria de Abril”. Son los mismos que nos prometen traer a Beyoncé y otras primerísimas figuras de la música pop si se les aprueba el macrocomplejo comercial Sevilla Park en el puerto, del que no hablan pero que es el auténtico objeto de un proyecto que tratan de adobar con un auditorio para macroconciertos. Esperemos que tengan más nivel que el remedo de Feria de Abril que han montado en la capital, con consumiciones a 5 euros.
Perjuicio
El evento madrileño, colocado en el almanaque una semana antes de la Feria de Abril de Sevilla y con previsión de al menos 10.000 visitantes, supone un perjuicio potencial para la genuina Feria sevillana, al poder restarle visitantes de la capital, pese a lo cual Espadas no ha dicho ni mú, en contraste con la polémica que se generó cuando se intentó emular la estética de la Feria abrileña un un evento en la Plaza de España promovido por los organizadores de la Feria de las Naciones.
Y esto nos lleva a la cuestión de la protección de la marca Feria de Abril de Sevilla, que aunque parece que el Ayuntamiento registró en su día, sólo lo habría hecho para que no pudiera utilizarse como denominación de una serie de objetos (tazas y similares de cerámica, por ejemplo) y prendas textiles, pero nunca se le ocurrió que sería usada para hacerle la competencia a la original de Sevilla, sin que el Consistorio salga en su defensa.
Y si se celebra una Feria de Abril puramente comercial en Madrid, que no responde al espíritu nostálgico y puro de los emigrantes andaluces que fundaron la de Cataluña, y el Ayuntamiento de Sevilla permanece indiferente ante esta situación, se corre el riesgo de que acabe habiendo un remedo de la Feria de Abril en cada urbe.